“La exclusión es un hecho de vida en Francia”, aseguró el ministro francés, para lamentarse después: “esos jóvenes que se han radicalizado (...) frecuentemente no tienen más fe en la sociedad”.
“La exclusión es un hecho de vida en Francia (...) esos jóvenes que se han radicalizado (...) frecuentemente no tienen más fe en la sociedad”, destacó el ministro de Economía de Francia, Emmanuel Macron.
Denunció, de hecho, el fracaso del sistema francés, ya que los solicitantes de empleo con apellido musulmán son llamados a entrevistas cuatro veces menos que el resto de los residentes franceses, según informó el pasado octubre el Instituto Montaigne.
En declaraciones hechas a Canal Plus, el ministro de Economía francés recomendó al Gobierno de París que dé oportunidades a los habitantes de los suburbios para disminuir la desigualdad en Francia y evitar la radicalización
Macron dijo, asimismo, que todos los franceses, en particular las autoridades, tienen la responsabilidad de garantizar un sitio “para todo el mundo”, en el que nunca se repita lo que ocurrió el pasado 13 de noviembre en la capital francesa, París.
París sufrió en dicha fecha varios atentados —reivindicados por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe)—, que se saldaron con más de 130 muertos, y que hicieron sonar las alarmas sobre la desigualdad existente en la sociedad gala.
Varios ministros socialistas y conservadores negaron con anterioridad que la violencia devenga de la pobreza y la discriminación en Francia.
Los expertos en terrorismo creen, de hecho, que los autores de los ataques terroristas de París consiguieron sus objetivos gracias al conocimiento de los puntos débiles de los servicios de seguridad europeos encargados de detenerlos.
Francia rechazó una lista que le ofrecían los servicios secretos sirios, donde figuraban terroristas de nacionalidad francesa, según reveló el pasado 20 de noviembre Bernard Squarcini, exjefe del servicio de inteligencia nacional de Francia.
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