Los 11 candidatos presidenciales de Francia aparecieron ante las cámaras en una cita vital de cara a las próximas elecciones. En un debate de 3 horas, los aspirantes a ocupar el Elíseo plantearon sus programas, sin olvidar criticar los de sus contrincantes.
Los dos candidatos favoritos, el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, se encargaron de calentar el ambiente. Macron culpó a Le Pen de mentir y de mantener la misma postura que su padre, el fundador del partido Frente Nacional, promovía hace 40 años.
De este modo Macron aseguró que el plan de la líder del Frente Nacional acabará con un país en guerra económica. Algo, que ella, rechazó.
En este sentido, el candidato conservador François Fillon, cuya imagen ha sido dañada por un escándalo de corrupción, siguió firme en su programa manteniendo que quiere establecer un país fuerte.
Los sondeos, por el momento, dan la ventaja a Le Pen y Macron, que irían a segunda vuelta. Pero las encuestas, en lo que llevan las campañas electorales, no han acertado en sus pronósticos.
Entre los fallos más sonados: el de Fillon, que gozaba de una alta popularidad, pero tras su escándalo de corrupción, ha acabado perdiendo gran parte de sus posibilidades; y el del ultraizquierdista, Jean-Luc Mélenchon, que gozaba de una baja intención de voto en las encuestas, pero que ha logrado asegurarse el 15 % de los votos, superando del candidato socialista del oficialismo, Benoit Hamon.
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