“Estos actos criminales no son obra de la comunidad musulmana pero, aun así, tenemos el deber y la responsabilidad, precisamente, de plantarles cara, de denunciarlos, de movilizarnos con determinación contra ellos”, decía a la televisión local BFMTV uno de los participantes.
La manifestación tuvo lugar ayer domingo en el suburbio parisino de Mantes-la-Jolie, organizada por las mezquitas de la región para expresar su solidaridad con el policía Jean-Baptiste Salvaing y su esposa, asesinados por un delincuente reincidente de 25 años, de nombre Larossi Abballa, en la localidad de Magnanville, 60 km al oeste de la capital francesa.
Estos actos criminales no son obra de la comunidad musulmana pero, aun así, tenemos el deber y la responsabilidad, precisamente, de plantarles cara, de denunciarlos, de movilizarnos con determinación contra ellos”, dijo a la cadena BFMT un manifestante anónimo.
Abballa, condenado en 2013 por lazos con redes takfiríes activas en Paquistán, se jactó en vivo de su doble crimen por Internet y juró lealtad a la banda terrorista EIIL (Daesh, en árabe) antes de ser abatido por la policía.
El diario Le Monde recoge declaraciones del imam de la mezquita de Mantes, Mehdi Berka, que cuenta que ha participado en todos los homenajes públicos a víctimas del terrorismo. Sin embargo, lamenta que constantemente le reprochan un supuesto silencio de los musulmanes sobre el terrorismo.
Por esa razón, tras el reciente doble asesinato, los líderes religiosos de la zona decidieron convocar una marcha para “mostrar la realidad de nuestra aflicción, asumir nuestra responsabilidad y enviar un mensaje claro a nuestros conciudadanos: nosotros nos distanciamos” (de actos de violencia cometidos por musulmanes, cierta o presuntamente).

“Esos extremistas pretenden hablar en nombre de Alá, pero no hablan más que en su propio nombre”, dice al diario popular Le Parisien una madre de familia, de nombre Nawres. “Nos sentimos traicionados y mancillados por ese asesino, que ha matado a policías que trabajan para protegernos”, añade Ouida, otra musulmana, del barrio local de Le Val Fourré.
Los entre 4 y 5.000 manifestantes —2500, según la Policía— escenificaron una de las concentraciones más numerosas de las habidas por el asesinato del día 13, lo que contrasta, señala Le Monde, con actos similares convocados por dirigentes musulmanes designados por el Gobierno francés (y marcados por su cercanía al régimen de Tel Aviv, cuya influencia en las autoridades galas es mal vivida por gran parte de la comunidad islámica).
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