La Cámara Alta de Polonia ha aprobado una controvertida reforma judicial, pese a las advertencias de Bruselas y la oposición popular. La ley, presentada por el partido gobernante, Ley y Justicia, propone el fin del mandato de los actuales jueces del Supremo, excepto los elegidos por el presidente, para ser sustituidos por los nombrados por el Gobierno, algo que la oposición considera como "inconstitucional".
Por otra parte, El presidente polaco, Andrzej Duda, vetó el lunes las leyes de reforma de la Corte Suprema y del Consejo Nacional de la Magistratura que provocaron manifestaciones masivas en el país y amenazas de sanciones por parte de la Unión Europea.
A pesar de las protestas y manifestaciones, el partido conservador Derecho y Justicia (PiS) impuso la semana pasada en el Congreso su mayoría para aprobar estas reformas y el presidente debía vetarlas o ratificarlas.
Estas leyes, que, según sus detractores ponen en riesgo la independencia de la Justicia, serán ahora reenviadas al Parlamento y se necesitará una mayoría de tres quintos -que el PiS no tiene- para aprobarlas.
El presidente Duda, del PiS, y que parecía hasta la fecha muy próximo a esta formación conservadora dirigida por Jaroslaw Kaczynski, causó sorpresa con su decisión, que la oposición acogió con satisfacción.






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