Por mar, y desde África o Asia, se encaminan cada día miles de personas hacia el continente europeo. En las últimas 24 horas, las fuerzas navales de Italia han rescatado a más de mil personas de las turbulentas aguas del Mediterráneo. Han tenido suerte, si se tiene en cuenta que desde 2014, 10 mil personas han muerto en esta travesía. Otros, que se encuentran en tierra firme, tampoco están a salvo.
Esta es la situación de bloqueo que viven decenas de miles de personas en la frontera serbio-húngara. No pueden ni volver, ni avanzar. Están estancados y nadie presta atención a su situación bajo el abrasador sol de verano.
Hungría recientemente ha reforzado los controles antimigrantes en su frontera sur, admitiendo unas 30 personas al día, sobre todo familias con niños pequeños y devolviendo a los que captura tratando de cruzar ilegalmente. Cientos de migrantes se alojan en campamentos improvisados a lo largo de la frontera.
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