La decisión es “un grave insulto” para todos los musulmanes del mundo y se considera un acto de provocación contra todos ellos, dijo el sábado el sheij Nabil Qauq, miembro del Consejo Ejecutivo del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) durante una ceremonia en el sur del país mediterráneo.
Acusó a Arabia Saudí de complicidad en las agresiones que perpetra el régimen de Tel Aviv contra El Líbano, Siria y Palestina, debido a su encubierta cooperación con Israel en áreas militares y de seguridad.
Por otra parte, alabó a Hezbolá por fortalecer el poder militar de El Líbano y convertirlo en “una fuente de orgullo” para el mundo musulmán. “El movimiento de Resistencia salvaguarda efectivamente la soberanía, la dignidad y la riqueza natural de El Líbano, sin contar con las promesas de ayuda financiera de Estados Unidos ni con las cumbres árabes”, señaló.
Mediante un comunicado emitido el viernes antes de la visita del presidente estadounidense, Joe Biden, a la ciudad saudí de Yeda, la Autoridad General de Aviación Civil de Arabia Saudí (GACA, por sus siglas en inglés) anunció la decisión de abrir el espacio aéreo del reino a todas las aerolíneas que cumplan los requisitos establecidos por dicho ente, en un aparente gesto a favor de Israel.
El mandatario norteamericano saludó la decisión de Riad en un discurso, pronunciado a última hora de la noche del viernes, tras un par de reuniones bilaterales con el rey saudí Salman bin Abdulaziz Al Saud y el príncipe heredero Muhamad bin Salman, y la calificó de un “paso tangible […] hacia la normalización más amplia de las relaciones” entre Arabia Saudí e Israel.
Aunque las autoridades saudíes afirman que la decisión de Riad de abrir su espacio aéreo a los vuelos israelíes no tenía “nada que ver con los lazos diplomáticos con Israel”, fuentes israelíes aseguran que el proceso de acercamiento israelo-saudí ya está en curso.
En 2020, Riad se abstuvo a usar su gran peso político e influencia para impedir que sus aliados, a saber, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Sudán y Marruecos, normalicen relaciones con Israel.
Riad alega que está comprometido con la Iniciativa Árabe de Paz lanzada en 2002, la cual propone el establecimiento de relaciones normales entre los países árabes e Israel, si este se retiraba de los territorios árabes ocupados desde 1967 y aceptaba la creación de un Estado palestino independiente con la parte oriental de Al-Quds (Jerusalén) como capital, junto con una solución justa a la cuestión de los refugiados.
Sin embargo, muchos informes indican que las autoridades saudíes mantienen contactos secretos con los responsables israelíes y que las dos partes cooperan en sectores de inteligencia y militares.
Los líderes palestinos y activistas han rechazado repetidamente los acuerdos de normalización árabe-israelíes, considerándolos como “una puñalada en la espalda del pueblo palestino”.
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