James Comey, el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), predijo el jueves un éxodo de combatientes del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) y su difusión en por todo el mundo, mientras los takfiríes se preparan para la posible caída del llamado 'califato' en Irak y Siria.
En declaraciones durante una audiencia en el Congreso de EE.UU., Comey aseguró que la banda estará cada vez más "desesperada" por lanzar atentados en distintos lugares a modo de advertencia, y señaló que los sangrientos ataques de Daesh han dejado muerte y destrucción, pero también confirman un declive de la organización terrorista y de los medios con los que cuenta.
Una vez el califato quede aplastado, Daesh estará más desesperado por mostrar su vitalidad y para ello podría recurrir a más ataques asimétricos y más esfuerzos terroristas", explica el director del FBI, James Comey.
"Una vez el califato quede aplastado, Daesh estará más desesperado por mostrar su vitalidad y para ello podría recurrir a más ataques asimétricos y más esfuerzos terroristas", vaticinó Comey, quien advirtió seguidamente de la necesidad de "mantener el ojo" abierto al siguiente movimiento del grupo terrorista, una vez haya sido destruido el 'califato'.
El diario estadounidense The Washington Post, citando a expertos y analistas del ámbito del terrorismo, advirtió el miércoles de que Daesh podría transformarse en una "red difusa en la sombra, con ramas y células en al menos tres continentes", y de que al mismo tiempo que está preparando a sus miembros del final de su "califato", ha prometido a sus seguidores intensificar sus atentados.
Las recientes victorias del Ejército iraquí y sirio contra Daesh en sus respectivos territorios han hecho que los líderes del grupo tengan que pensar en un cambio de estrategia y preparar a sus milicianos para el fracaso militar que los espera.
Recientemente, las fuerzas iraquíes lograron liberar de Daesh la ciudad de Faluya, el más importante bastión del grupo terrorista, situado cerca de Bagdad, la capital iraquí, logrando así acercarse a su último refugio en Mosul, capital de la provincia norteña de Nínive.
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