"Los aviones EA-18G Growler apoyarán las operaciones de rutina que mejoran la conciencia de dominio marítimo regional y aseguran el acceso al aire y dominios marítimos de conformidad con el Derecho Internacional", reza un comunicado emitido el jueves por la 7ª Flota de la Marina estadounidense.
El destacamento, que es la primera parte del despliegue de tropas estadounidenses en Filipinas, llegó el miércoles a la Base Aérea Clark, una antigua base militar de EE.UU. localizada al norte de Manila, la capital filipina.
Los aviones EA-18G Growler apoyarán las operaciones de rutina que mejoran la conciencia de dominio marítimo regional y aseguran el acceso al aire y dominios marítimos de conformidad con el Derecho Internacional", reza un comunicado emitido por la 7ª Flota de la Marina estadounidense
El primero de estos despliegues aéreos ocurrió hace tan solo un mes y medio, cuando el Pentágono envió cinco aviones de combate modelo A10 Thunderbolt y tres helicópteros de búsqueda y rescate HH-60G Pave Hawk, a la Base Aérea Clark, donde desplegó también un número indeterminado de efectivos de la Fuerza Aérea.
La 7ª Flota de la Marina dijo en su comunicado que este destacamento es parte de un contingente de la Fuerza Aérea establecido en Filipinas por el Comando del Pacífico de Estados Unidos (USPACOM, por sus siglas en inglés), en abril, para promover la interoperabilidad y las cooperaciones en materia de seguridad.
La nota señala, además, que el nuevo personal aéreo estadounidense capacitará a los pilotos de los aviones de combate FA-50, así como a las unidades de apoyo localizadas allí.
La nueva medida es parte del polémico Acuerdo de Cooperación para Mejorar la Defensa (EDCA, en inglés), firmado entre EE.UU. y Filipinas en 2014, que permite a Washington desplegar fuerzas y armamento en las bases del país asiático.
El pasado mes de abril, el secretario estadounidense de Defensa, Ashton Carter, adelantó, durante su visita a Manila, los planes del despliegue de tropas y aparatos aéreos en varios aeródromos en Filipinas, para apoyar a sus socios filipinos ante lo que consideró acciones desestabilizadoras “de China en toda la región de Asia-Pacífico”.
Las relaciones entre Pekín y Washington se han tensado en los últimos años por las reclamaciones territoriales de China, sobre todo en el mar de la China Meridional, y se ahondaron con la construcción de islas artificiales por parte del país asiático en la disputada zona.
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