Jack Burkhalter observa un mar de escombros en Rolling Fork, Misisipi. Llegó hasta el sitio este domingo para ver de cerca los restos del aserradero donde trabajaba.
La situación resulta difícil para los rescatistas que trabajan en operaciones de búsqueda y salvamento en los condados afectados. El presidente Joe Biden ofreció sus condolencias por los fallecidos y dijo ponerse en contacto con las autoridades locales. La agencia de Gestión de Emergencias continúa apoyando a los damnificados del tornado, que por su fuerza y azote se compara con el ocurrido en el 2011 que saldó 161 vidas humanas en la zona.
Las calles del distrito comercial de Rolling Fork están rodeadas de escombros y árboles arrancados. A las pocas estructuras que quedan en pie les faltan los techos o las paredes laterales. Las autoridades locales reconocieron la debilidad de las infraestructuras preexistentes y la necesidad de reconstruir todo, aunque sin un plan a la vista. Mientras, desde las calles los ciudadanos entienden cuál será su misión de ahora en adelante.
Rolling Fork, una ciudad de alrededor de mil 900 habitantes en el oeste de Misisipi, resultó la más afectada. Las viviendas quedaron reducidas a escombros. Los troncos de los árboles se quebraron como si fueran leves ramas. Los autos quedaron desplazados de un lado a otro como si se tratara de carros de juguete. Mientras, la torre que abastece de agua de la ciudad quedó torcida en el suelo.
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