Donald Trump no se rinde y quiere cumplir, a cualquier precio, con su promesa electoral sobre los inmigrantes y los musulmanes. Después de que su decreto suscrito el pasado enero fuera bloqueado, el presidente de EE.UU. habló de la posibilidad de firmar otro nuevo.
Horas antes, en una rueda de prensa con el premier japonés, Shinzo Abe, en la Casa Blanca, Trump había prometido nuevas medidas para ganar la batalla judicial.
Las organizaciones civiles exigen eliminar la discriminación contra los musulmanes en una nueva orden ejecutiva.
En paralelo con las acciones legales contra el controvertido decreto, la indignación sigue reinando las calles de EE.UU. Un grupo de partidarios de Amnistía Internacional (AI) protestaron en contra de Trump.
El Gobierno de Trump tiene un plazo de dos semanas para pedir a la Corte de Apelaciones en San Francisco que un panel más amplio de jueces revise la decisión en pleno, o apelar directamente ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
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