Esta vez, los participantes protestan contra la discriminación, el odio, el racismo y la islamofobia que se están apoderando de su país.
Las quejas se produjeron en varias ciudades como Seattle, Chicago, Los Ángeles, Nueva York y Dallas. En Seattle, la policía atacó a los participantes, lanzando gases lacrimógenos.
Según el decreto, ciudadanos de 7 países musulmanes, tienen prohibido entrar en Estados Unidos durante 90 días, incluso los que tienen visado, permiso de residencia o trabajo, y más aún los que tienen tarjeta verde. Con las personas de origen sirio, además, queda prohibida la aceptación de refugiados hasta nueva orden.
El canciller de Irán, uno de los países sobre el que recaen las restricciones, tachó el decreto como un regalo para los extremistas y sus partidarios. Previamente, la Cancillería iraní anunció que Teherán aplicará la reciprocidad, y prestará apoyo jurídico y consular a los afectados.
El presidente del Parlamento iraní, a su vez, consideró que la medida pone de relieve el carácter racista y violento de la nueva Administración norteamericana.
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