En dinero contante y sonante, la desviación negativa entre los gastos y los ingresos de las administraciones fue de 56 061 millones de euros sin contar 547 millones en ayudas a la banca, según desgrana el Instituto Nacional de Estadística de España (INE). Esto supone más de un 5,1 % del Producto Interior Bruto (PIB) y el 5,24 % si se contabilizan la asistencia a instituciones financieras.
El Gobierno español esperaba un déficit del 2,8 % del PIB en 2016, situándose así por debajo del límite del 3 % exigido por Bruselas, una evolución que los economistas consideraban imposible.
La cifra, una de las peores de la Unión Europea (UE), puede hacer temer dolorosas medidas de ajuste y conllevará forzosamente una negociación con Bruselas para que permita cierta flexibilidad.
Estas optimistas previsiones del gobierno conservador de Mariano Rajoy, del Partido Popular, justificaron en 2015 una bajada de impuestos a pocos meses de las elecciones legislativas de diciembre y una cierta relajación de las finanzas públicas tras años de austeridad, muy criticada por los españoles.
En octubre de 2015, antes de las elecciones, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, definió estas previsiones como "demasiado optimistas".
En febrero, Rajoy reconoció la posibilidad de desviarse del 4,2% marcado hasta un déficit del 4,5 %, mientras que la Comisión Europea pronosticaba ya una cifra del 4,7 %.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha asegurado este jueves en una rueda de prensa que "no ha habido ocultación en absoluto" sobre el incumplimiento del objetivo de déficit en 2015, pese a que en el mes de noviembre el Gobierno sostenía que se cumpliría y en el mes de febrero que sería del 4,5 % del PIB. La cifra se ha situado finalmente en el 5,16 % del PIB.
En 2014, el déficit público español fue del 5,69 %, una cifra revisada este jueves hasta el 5,8 %. En 2010, en plena crisis económica, éste se había disparado hasta el 9,3%.
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