Israel califica de extremadamente grave la cuestión de la venta de los sistemas S-300 por Rusia a Irán".
"Israel califica de extremadamente grave la cuestión de la venta de los sistemas S-300 por Rusia a Irán", ha afirmado durante su discurso ante el parlamento de este régimen, además ha alegado que "este sigue aumentando la agresión en la región y a lo largo de las fronteras israelíes".
De igual manera ha criticado que “el cese de la agresión no está mencionado” en el acuerdo que están dialogando Irán y el Sexteto, “y tampoco es una condición del levantamiento de sanciones (contra Irán)”.
Asimismo, al reconocer que los misiles fabricados por Irán se hacen cada año más “modernos, precisos, potentes y mortales” ha declarado que "solo una cosa se queda igual, la inscripción ‘Muerte a Israel’ en los adrales (de los transportadores de misiles)".
En este mismo contexto ha asegurado que hará todo en su poder a fin de "garantizar la seguridad de sus ciudadanos ante estas amenazas".
El pasado lunes el presidente ruso, Vladimir Putin, firmó un decreto por el que elimina la prohibición del suministro del sistema antiaéreo ruso S-300 a Irán, según ha informado el Kremlin.
Según el canciller ruso, Serguei Lavrov, esta decisión ha sido tomada en un intento por facilitar el avance en las conversaciones nucleares entre Teherán y el G5+1 (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania).
El anuncio viene después de que Irán y el Sexteto llegaran (el pasado 2 de abril) a un principio de acuerdo sobre el programa de energía nuclear, tras meses de diálogos.
La decisión rusa, también, ha levantado las críticas tanto del régimen israelí como del Gobierno estadounidense que ha manifestado su preocupación.
El secretario de Estado, John Kerry, manifestó su preocupación ante su homólogo ruso, Serguei Lavrov, durante una comunicación telefónica, ha afirmado la portavoz adjunta del Departamento de Estado de EE.UU., Marie Harf.
De igual forma, el Pentágono ha expresado su preocupación sobre la reciente medida de Moscú. "Nuestra oposición a estas ventas es pública y de larga data. Creemos que no ayuda", ha declarado el portavoz del Pentágono, el coronel Steven Warren, a la prensa.
El pasado jueves, Putin rechazó las alegaciones del régimen israelí al respecto basándose en que el S-300 es una arma exclusivamente defensiva que no amenaza a ningún país.
La medida del mandatario ruso de levantar la prohibición de la entrega de los misiles S-300 a irán ha sido acogida con beneplácito por las autoridades iraníes, ya que, según han insistido, el desarrollo de los vínculos Teherán-Moscú favorece la estabilidad y seguridad de la región de Oriente Medio.
Teherán y Moscú rubricaron en 2007 un contrato de 800 millones de dólares, por el cual Rusia debía haber suministrado al menos cinco baterías de sistemas móviles de defensa aérea S-300, capaces de interceptar y destruir simultáneamente varios misiles y aviones.
Sin embargo, Moscú, durante el mandato del presidente Dmitri Medvedev, se negó a entregarlos, en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) que prohibía el suministro armamentístico a Irán.
Los misiles antiaéreos S-300 son similares a los Patriot estadounidenses y capaces de seguir y abatir varios blancos simultáneamente a alturas de hasta 27 kilómetros, con un alcance de 200 kilómetros.
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