Con la ayuda de una cámara oculta instalada en un autobús que viajaba por el territorio controlado por el EIIL en Siria, el diario sueco Expressen ha conseguido imágenes que evidencian la devastación provocada por la banda terrorista en la antigua ciudad de Palmira, inscrita por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) como patrimonio de la humanidad.
El video muestra la destrucción de varios arcos y torres del lugar, tales como el templo de Baalshamin, el famoso arco de triunfo que Daesh redujo a añicos en octubre, o las antiguas tumbas torre, que los terroristas han hecho saltar por los aires.
Los terroristas buscaban dos toneladas de oro enterrado y al no encontrarlo, empezaron a ejecutar a personas y a destruir Palmira", afirmó el director del Museo de Palmira, Jalil Hariri.
"Hoy solo quedan escombros y una tristeza insondable", lamenta el periódico sueco.
“Es trágico. Ver la película es doloroso para mí. Oí hablar de la destrucción de Palmira” por Daesh, ha declarado a Expressen el director del Museo de Palmira, Jalil Hariri. “Es la primera vez que he visto mi ciudad desde que fue ocupada por EIIL", agrega.
Los periodistas han descubierto también nuevos datos que explican parcialmente la absurda destrucción de Palmira por intentos de buscar oro por el grupo terrorista.
Según Jalil Hariri, "los terroristas buscaban dos toneladas de oro enterrado" y al no encontrarlo, "empezaron a ejecutar a personas y a destruir Palmira".
Cuando asaltaron la ciudad, los terroristas obligaron al personal del Museo de Palmira a reunirse en una gran sala de las instalaciones. Entre los detenidos se encontraban Jaled al-Asad, de 82 años de edad, uno de los principales expertos mundiales en Palmira —que fue ejecutado por Daesh— y su hijo Walid.
Periodistas del diario sueco Expressen se han reunido en la capital siria, Damasco, con otro hijo de Jaled, Tarek al-Asad, quien ha contado cómo los terroristas torturaron a sus familiares y ejecutaron a su padre.
"Lo ejecutaron cuando no pudo ayudarles a encontrar el presunto tesoro de oro. Pensaron que se negaba a cooperar. Ese fue el comienzo de la destrucción de los tesoros culturales de Palmira", señala Tarek al-Asad.
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