Brasil, dividido profundamente en el bicentenario de su independencia. Con marchas a favor y en contra del presidente Jair Bolsonaro, quien ignorando las acusaciones de utilizar el día nacional para impulsar su campaña de reelección, presidió masivos eventos, políticamente cargados.
Asistió a un desfile militar en la capital, Brasilia, y pronunció un feroz discurso ante un mar de simpatizantes. El ultraderechista, calificó el duelo electoral con el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, como una "lucha del bien contra el mal". Y tildó de “mentirosas” las encuestas que lo colocan detrás del izquierdista, de cara a las votaciones del 2 de octubre.
Así reaccionaba el mandatario a la última encuesta de la consultora Datafolha, que atribuye a Lula una ventaja de 13 puntos, con una intención de voto de 45% ante 32% de Bolsonaro.
Algo que sus simpatizantes también se niegan a creer. Concentrados en Rio de Janeiro, la ciudad natal de Bolsonaro, gritaron consignas golpistas, contra las instituciones estatales, pidiendo una intervención militar.
Este discurso fue descalificado en las contra marchas que se llevaron a cabo en Sao Paulo y varias otras ciudades. Movilizaciones del Grito de los Excluidos, en un contexto de retrocesos sociales, con elevados niveles de indigencia y hambruna.
A poco más de 20 días de las elecciones generales, Lula no organizó ningún evento de campaña para las últimas horas en pos de que prevalezca la paz. Pero en un mensaje de Twitter abogó por recuperar la unidad.
Así, Brasil encara las elecciones más polarizadas desde el regreso de la democracia en 1985, tras 21 años de dictadura militar.
shp/tqi
