En la capitalina Brasilia, al menos seis mil personas—según cifras de la policía—marchan pacíficamente hacia el Congreso levantando pancartas con diversas consignas entre las que destaca "No a la corrupción".
Estoy aquí por la situación complicada de Brasil, económica, y por la corrupción y mala gestión del PT", dice un manifestante.
Otros lemas, "¡Fuera Dilma! o "Impeachment" —destitución tras juicio político en el Congreso— eran coreados insistentemente por los indignados, vestidos con la camiseta "verdeamarela" de la selección de fútbol.

Con una popularidad en mínimos (71 % de reprobación a la gestión de su segundo mandato que inició hace apenas siete meses, según Datafolha), Rousseff enfrenta el llamado a un juicio político por una supuesta responsabilidad del Gobierno en los desvíos de dinero registrados en la empresa petrolera estatal Petrobras y el mal manejo de la economía del país, que se contraerá este año si sigue la tendencia un 1,5 %.
"Vamos a marchar hasta el fin. Hasta que la presidente salga del gobierno. Tiene que irse definitivamente y dejar este país en paz y libre de esa mafia del Partido de los Trabajadores" (PT, gobernante), declara Patricia Soares, una funcionaria pública de 43 años que participa en la protesta.
En Río de Janeiro, sede de los Juegos Olímpicos de 2016, varios miles de manifestantes coparon una céntrica avenida en las primeras horas que va de la jornada de protesta.
"Estoy aquí por la situación complicada de Brasil, económica, y por la corrupción y mala gestión del PT", enfatiza el médico Camilo Lins, de 60 años.
La movilización, ha sido convocada a través de las redes sociales por los grupos conservadores 'Revoltados On Line', 'Vem para a rua' y 'Movimiento Brasil', en 260 ciudades del país, incluidas Brasilia y todas las capitales regionales, como Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Belén, Maceió, Salvador y Vitoria. Al cierre de esta nota, los informes reportan concentraciones en todas estas ciudades.
El pasado abril, el Gobierno de Rousseff tuvo que lidiar con una masiva protesta de 600.000 personas que marcharon en todo Brasil y, un mes antes, en marzo, entre uno y tres millones —varían las cifras—se manifestaron en contra de la dignataria de 64 años.
Respecto a las marchas de hoy, el Gobierno brasileño ha dicho que las observa con "respeto" y como una muestra de la "normalidad democrática" que existe en el país.
Sin embargo, tacha de intentos de promover "maniobras golpistas" cuando se habla de la destitución de Rousseff, quien insiste que revertirá la crisis, descarta renunciar y asegura una y otra vez: "No voy a caer".

A pesar del descontento, la población brasileña está dividida, ya que el pasado miércoles los agricultores demostraron su apoyo a Rousseff, en una manifestación en la capital Brasilia.
En respuesta a la protesta de hoy, el Partido de los Trabajadores, al que pertenecen Rousseff, y su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, ha convocado diversos actos "en defensa de la democracia" en todo el país para el próximo jueves.
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