• Fachada del centro penitenciario de Alcaçuz, estado de Natal (noroeste), Brasil.
Publicada: domingo, 15 de enero de 2017 2:58
Actualizada: domingo, 15 de enero de 2017 8:19

Un nuevo motín en una cárcel de Brasil, se salda con tres reclusos decapitados, días después de que decenas de reos fueran asesinados en otros penales del país.

Al menos tres presos murieron el sábado decapitados durante otra rebelión en la Penitenciaría Estadual de Alcaçuz,en el estado de Natal (noroeste de Brasil) informó el gobierno local. Según las autoridades, todo comenzó cuando presos de un pabellón, todos miembros de una organización criminal, invadieron otra sección del presidio donde estaban integrantes de otra banda.

“Por lo que vimos, podemos afirmar que al menos tres presos murieron. Pudimos ver las cabezas arrancadas”, dijo Zemilton Silva, coordinador de Administración Penitenciaria de Río Grande del Norte.

Por lo que vimos, podemos afirmar que al menos tres presos murieron. Pudimos ver las cabezas arrancadas”, dijo Zemilton Silva, coordinador de Administración Penitenciaria de Río Grande del Norte.

Este es el último episodio del brote de violencia desatado en cárceles brasileñas, que las autoridades atribuyen a una sangrienta guerra entre los dos principales grupos criminales del país el Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo y el Comando Vermelho de Río de Janeiro.

 

Los principales diarios brasileños aseguran que la pelea en Alcaçuz fue entre el PCC y el Sindicato del Crimen, aliado del Comando Vermelho. El área externa de la prisión ya está bajo control de las autoridades, aunque se teme que, al entrar, los agentes encuentren más muertos.

La mayoría de matanzas es atribuida a una disputa externa entre bandas criminales por el control del narcotráfico en el país, así como a las terribles condiciones de las prisiones brasileñas, donde las bandas ejercen el control interno y los reos conviven hacinados.

La organización no gubernamental (ONG) Human Rights Watch (HRW) urgió esta semana al gobierno brasileño a acabar con el hacinamiento de sus violentas cárceles, al estimar que hay una sobrepoblación de un 67 %.

El pasado 1 de enero 56 presos murieron en un motín desatado en una prisión de Manaos, capital de Amazonas, y cuatro días después, se repitió el hecho en otra prisión de Boa Vista, capital de Roraima en el que murieron 33 presos.

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