En declaraciones pronunciadas este miércoles, la apartada mandataria ha asegurado que todos los avances de Brasil en materia económica han sido gracias a la política de su Ejecutivo.
“Ningún gobernante puede recuperar nada en dos meses de gestión”, ha enfatizado Rousseff, en clara alusión al Gobierno del presidente interino de Brasil, Michel Temer.
Ningún gobernante puede recuperar nada en dos meses de gestión”, ha enfatizado Dilma Rousseff, en clara alusión al Gobierno del presidente interino de Brasil, Michel Temer.
Para respaldar su propósito, Dilma ha citado el juicio de su exministro de Hacienda Joaquim Levy, a cuyo criterio los sólidos fundamentos de la economía de Brasil se construyeron a partir del año 2003.
Rousseff, suspendida de sus funciones el pasado 12 de mayo por un periodo de seis meses, ha manifestado su confianza en seguir luchando hasta el final para evitar que la acusación de corrupción en su contra prospere, pero ha alertado de que habrá una guerra informativa a ese respecto.
La suspensión tuvo lugar tras conocerse la decisión del Senado, que aprobó el inicio del juicio político en su contra, acusada de "maniobras irregulares para maquillar" las cuentas públicas del Gobierno en 2014 y 2015. Según la Carta Magna de Brasil, esa infracción puede costarle la destitución definitiva.
En este sentido, Rousseff ha acusado a los medios de comunicación de tratar de hacer creer al mundo que su renuncia es “probable”, lo que califica de “una fantasía que fue publicada de manera incorrecta”.
La economía brasileña enfrenta una profunda recesión desde 2015, cuando el producto interno bruto (PIB) se contrajo un 3,1 % según estimaciones del Gobierno, la inflación superó el 10 % y el desempleo se ubicó en 6,8 %, con 1,5 millones de personas que quedaron sin trabajo.
Brasil terminó 2015 con un abultado déficit fiscal, que según el Gobierno podría llegar hasta 2 % del PIB. Ante este panorama, que proyecta extenderse en 2016, la administración de Dilma Rousseff empeñó el primer año de su segundo mandato en llevar adelante un ajuste fiscal para reordenar las cuentas públicas.
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