De acuerdo con un breve comunicado del Departamento de Estado de EE.UU., la secretaria de Estado adjunta de Estados Unidos para Latinoamérica en funciones, Mari Carmen Aponte, viajará los próximos 2 y 3 de junio a Brasil, después de visitar Montevideo (Uruguay).
En Brasilia (capital brasileña), Aponte se reunirá con miembros del Gobierno brasileño, entre ellos el nuevo canciller, José Serra, para abordar la cooperación de su país con Brasil como "asuntos clave a nivel regional y global", en particular, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río de Janeiro y "los esfuerzos compartidos" en la lucha contra el virus del Zika.
La nota estadounidense mantiene su silencio sobre la situación política que vive Brasil, cuyo gobierno está en manos de un presidente interino, luego de que el pasado 12 de mayo el Senado suspendiera a Rousseff mientras evalúa si la someterá o no a un impeachment.
Las autoridades estadounidenses han evitado pronunciarse abiertamente con respecto al proceso de destitución de Rousseff y han salido al paso aduciéndolo, extrañamente, a un "asunto interno". Sin embargo, analistas apuntan que Washington podría estar detrás de la trama para acabar con el Gobierno de la ahora destituida mandataria.
El único que se pronunció de forma contundente fue el representante temporal norteamericano ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Michael Fitzpatrick, que la semana pasada rechazó que lo sucedido fuera un golpe de Estado, como afirmaron otros países de la región durante una sesión del organismo regional.
El presidente del Instituto de Brasil del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, Paulo Sotero, considera que la decisión "tiene interés político" y está dirigida a definir la cooperación con el gobierno actual sin importar si Rousseff vuelve a asumir el poder o no, según cita la edición del portal digital ruso Sputnik.
El 18 de mayo, el nuevo canciller José Serra, sostuvo que Brasil “volverá” a acercarse a los que “siempre han sido” sus “socios tradicionales”, entre los que citó a Argentina, México, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Japón, en ese orden, y reprobó "la injerencia de los llamados países bolivarianos que se mostraron a favor de Rousseff y en contra de Temer.
ncl/ktg/nal
