El presidente del PP, el senador Ciro Nogueira, dijo que "solicitó a sus afiliados que pertenecen hoy al gobierno de Rousseff su carta de renuncia". Los primeros en dimitir serán el ministro de Integración Nacional, Gilberto Occhi, y el presidente de la empresa estatal brasileña Codevasf, Felipe Mendes.
"Se trata de una decisión que no defiendo, no lo voy a negar. He defendido hasta el último momento la permanencia del partido en la coalición gobernante. Pero no me queda otra alternativa como presidente que acatar la decisión tomada por sus miembros en una reunión en Brasilia", dijo Nogueira, según informó ayer martes el diario 'O Globo' de Brasil.
Se trata de una decisión que no defiendo, no lo voy a negar. He defendido hasta el último momento la permanencia del partido en la coalición gobernante. Pero no me queda otra alternativa como presidente que acatar la decisión tomada por sus miembros en una reunión en Brasilia", dijo el presidente del PP y senador, Ciro Nogueira, en declaraciones a la prensa.
De los 44 diputados que acudieron a la reunión, en Brasilia (centro oeste), sólo nueve votaron por mantener el apoyo a Rousseff. Una vocera del partido explicó a la AFP que "los que voten en favor de Dilma no van a ser castigados y que pueden hacerlo en libertad".
La salida del PP de la coalición de Gobierno se suma a la del que fue el principal aliado de Rousseff, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente de la República, Michel Temer, que rompió con el Ejecutivo en marzo.
Otro partido, el Partido Republicano Brasileño (PRB), que tiene el Ministerio de Deportes, votará también, según la prensa, a favor de la destitución de la mandataria de izquierda. La comisión especial de diputados aprobó, por 38 votos a favor y 27 en contra, abrir un juicio de destitución (impeachment) de la mandataria brasileña por supuestamente maquillar las cuentas públicas en 2014 -año de su reelección- y principios de 2015.
Según medios locales, el Gobierno llegó a ofrecer al PP el ministerio más codiciado, el de Salud, que es el que tiene el mayor presupuesto, y la presidencia del banco estatal Caixa Económica Federal. Por eso la decisión es un duro revés que deja al Gobierno maniatado y cada vez con menos margen para negociar y salvar a la mandataria.
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