El diario británico The Independiente informó el miércoles de que el régimen de Arabia Saudí ejecutó al líder chií el sheij Nimr Baqer al-Nimr, para ocultar la crisis económica del reino árabe.
Es posible que a los mercados petroleros les preocupe que el poder político de la familia real saudí pueda empezar a incidir en las decisiones del petróleo. Se tiene la percepción de que son actores responsables en el mercado internacional del petróleo, ya que no pueden volver a la década de 1970 y utilizar el petróleo como un arma, afirma Jane Kinninmont, de la Casa Chatham think tank.
El rotativo aseguró que el colapso del precio mundial del petróleo desde el verano boreal de 2014 ha destruido las finanzas públicas de Riad, ya que las ganancias del petróleo representan más del 90 % de los ingresos del país. Además el déficit presupuestario de la monarquía árabe es del 15 % del Producto Interno Bruto (PIB).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que Arabia Saudí necesita un precio mundial del petróleo de alrededor de 106 dólares por barril para que equilibre sus gastos con los ingresos.
Para cubrir su déficit, Riad se ha visto obligado a vender sus acciones de divisas. El FMI pronosticó que Arabia Saudí se quedaría sin reservas de divisas en tan solo cinco años.
Arabia Saudí finalmente tomó medidas correctivas en 2015. Se emitió una deuda por primera vez y en diciembre se dio a conocer un presupuesto de "austeridad". Antes, los ciudadanos saudíes, gracias a los subsidios estatales, no pagaban el impuesto sobre la renta, razón por la cual la gasolina y la energía eran baratas.
Muchos críticos sostienen que los subsidios estatales son necesarios para mantener frenar la disidencia tribal, ya que Arabia Saudí tiene un potencial polvorín generacional por el que preocuparse. El desempleo juvenil es alto, con casi un tercio de los jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y 24 años de edad sin trabajo. Y es muy probable que se registren disturbios en la monarquía árabe si se elevan los gastos de la vida.
Igualmente, ante el temor de una creciente influencia de Irán en la región, desde 2011 Arabia Saudí ha aumentado sus gastos en asuntos de defensa.

También hay dudas sobre la estrategia económica del país árabe de no reducir la producción de petróleo para que el precio del crudo permanezca bajo, medida rechazada por los aliados del régimen saudí, es decir, Omán, Baréin, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Existe incertidumbre acerca de quién tiene la última palabra y sobre cómo se van a desarrollar las cosas si el ministro saudí de Petróleo, Ali al-Naimi, se jubila en un futuro cercano. Al-Naimi es un tecnócrata y no pertenece a la familia real. Sin embrago, hay rumores que indican que podría ser sucedido por Abdulaziz bin Salman, uno de los hijos del rey Salman – cuyo hermano, Mohamad bin Salman, ya se perfila como el sucesor de su padre en lo que respecta a ostentar el poder real en Arabia Saudí.
“Es posible que a los mercados petroleros les preocupe que el poder político de la familia real saudí pueda empezar a incidir en las decisiones del petróleo”, afirma Jane Kinninmont, de la Casa Chatham think tank. Se tiene la percepción de que son actores responsables en el mercado internacional del petróleo, ya que no pueden volver a la década de 1970 y utilizar el petróleo como un arma, añade.
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