“Si los misiles Iskander se quedaran en Kaliningrado, ello sería motivo de gran preocupación y un golpe a la seguridad europea”, manifestó el miércoles el ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, en una entrevista concedida a la agencia rusa de noticias Interfax.
En octubre de 2016, Rusia hizo saber que había desplegado varios misiles Iskander-M capaces de portar ojivas nucleares en su base en Kaliningrado, al lado de la costa del mar Báltico, como parte de una serie de ejercicios militares.
Si los misiles Iskander se quedaran en Kaliningrado, ello sería motivo de gran preocupación y un golpe a la seguridad europea”, dijo el ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel.
Además, en noviembre de 2016, el presidente de la Comisión de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Viktor Ozerov, anunció que su país desplegará avanzados sistemas de defensa aérea S-400 en el enclave de Kaliningrado en respuesta a medidas similares adoptadas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en países que comparten frontera o están cerca del territorio ruso.
En este contexto, Gabriel —que llegó el mismo miércoles a Rusia— rechazó el argumento expresado por Moscú de que tales despliegues son en respuesta al envío de 4000 efectivos de la Alianza Atlántica a Polonia y países del Báltico, entre los que se encuentran 400 soldados alemanes.
“Alemania y la OTAN no fueron los primeros en ir a la zona”, sostuvo el ministro alemán en el marco de su visita a Lituania, realizada la semana pasada, para después asegurar que los soldados alemanes permanecerán cerca de la frontera lituana con Rusia todo el tiempo que sea necesario.
El jefe de la Diplomacia alemana también puso énfasis en que, debido a la amenaza que entraña el despliegue ruso para la seguridad europea, Berlín está observando de cerca lo que está sucediendo en Kaliningrado.
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