La marcha, bajo el lema "Merkel debe marcharse", ha reunido a más de 1800 radicales frente a la estación central de la capital alemana con una serie de discursos cargados de graves ataques contra el Ejecutivo.
"Si por defender a mi patria me llaman nazi, que me llamen nazi. ¡Me importa un bledo!", gritaba una de las personas que intervinieron desde el estrado al comienzo de la marcha, provocando aplausos y una cerrada ovación de los manifestantes.
Si por defender a mi patria me llaman nazi, que me llamen nazi. ¡Me importa un bledo!", gritaba una de las personas que intervinieron en la manifestación.
Los manifestantes acusan a la canciller de haber propiciado una "invasión" musulmana por no cerrar las fronteras ante los peticionarios de asilo, quienes por salvar sus vidas deben abandonar forzados sus países de origen devastados por la guerra.
La protesta fue organizada por la Alternativa para Alemania (AfD), un emergente partido populista de derecha, y el movimiento xenófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), quienes llevan meses lanzando sus ataques contra la persona de Merkel.
La marcha escoltada por un importante número de agentes de policía de Berlín y otros estados federados, tuvo varios momentos de tensión, especialmente cuando los ultraderechistas eran confrontados por grupos de antifascistas y contramanifestaciones a lo largo de su recorrido, que de hecho sumaron muchos más participantes a sus convocatorias.

Los argumentos que defienden los grupos radicales germanos, se basan en el hecho de que la llegada de 1,1 millones de personas, en su mayoría musulmanes y provenientes de países como Siria e Irak, ponen en peligro las reglas de la convivencia en "un país cristiano, democrático y liberal".
Esta tesis defendida por los ultraderechistas choca directamente con el hecho de que Turquía (un país musulmán), es el principal país emisor de emigrantes a Alemania, con más de 1,5 millones de ciudadanos en la actualidad, por lo que resulta evidente que la religión musulmana no es nada extraño en el país más poblado de la Unión Europea (UE).
El último censo nacional, de 2011, indicaba que el 5 % de la población —unos cuatro millones de personas— eran de confesión musulmana (aunque es voluntario responder a esta información), mientras que la Conferencia Islámica de Alemania eleva esta tasa hasta el 7 %.
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