Muchos afganos temen que la crisis sanitaria del país se esté agravando hasta un punto sin retorno. Las personas más vulnerables, es decir, mujeres embarazadas, madres primerizas y niños, son las más afectadas. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja advirtió que Afganistán se encuentra en riesgo inminente de un colapso de su sistema sanitario, si el país no recibe ayuda internacional.
La Cruz Roja añadió que más de 2500 centro médicos ya no funcionan, mientras más de 20 000 trabajadores de sector de Salud están en paro. De esta cifra, más de 7000 son mujeres. Las autoridades hospitalarias también lamentan el cierre de los hospitales, uno tras el otro, como consecuencia de la paralización de la ayuda internacional, tras la llegada de los Talibán al poder.
La mayoría de los centros de la atención médica en las aldeas y localidades afganas fueron contratados por las ONEGES y sus gastos fueron pagados por el Banco Mundial. Todos están damnificados.
El único hospital, especializado para niños, se encuentra en Kabul, la capital. La cifra de los ingresados es el doble de la capacidad. En varias camas hay hasta tres niños enfermos. Varias familias no pueden permitirse comprar los medicamentos, porque pasan varios meses sin sueldo.
La situación es aún peor para los padres que llegan hasta Kabul, pero ninguna unidad hospitalaria acepta sus niños enfermos. Según el Banco Mundial, en torno a 54,5 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza nacional.
Tras 20 años de ocupación por parte de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) , el país sigue teniendo una de las peores tasas de mortalidad materna e infantil del mundo, según la Organización Mundial de la Salud, con 638 mujeres que mueren por cada 100 000 bebés que nacen vivos.
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