La Fiscalía turca pide encarcelar a 17 miembros de la gendarmería por supuestos cargos de espionaje, escuchas ilegales, falsificación de documentos, creación y dirección de una organización terrorista, intento de derrocar el Gobierno y conspiración para impedir sus funciones.
El decreto, emitido por un tribunal de Estambul, acusa a dichos militares de conspirar contra el Gobierno por cuenta del “Estado paralelo”, nombre con el que el Ejecutivo se refiere a las redes de simpatizantes del líder opositor turco, Fethulá Gülen.
Estos 17 militares, miembros de la gendarmería (un cuerpo policial militarizado), forman parte de un grupo de 32 militares que la Fiscalía turca pide encarcelarlos por supuestos cargos de “espionaje, escuchas ilegales, falsificación de documentos, creación y dirección de una organización terrorista, intento de derrocar el Gobierno y conspiración para impedir sus funciones”.
Los militares fueron detenidos hace tres días y en el marco de las investigaciones sobre un intento de registro de camiones de la Organización Nacional de Inteligencia (MIT, por sus siglas en turco), que se dirigían hacia Siria el 1 de enero de 2014.
Según fuentes turcas, en ese día los gendarmes pararon el convoy ante la sospecha de que transportaba armas, pero el Ministerio del Interior interrumpió el registro y señaló “que el convoy llevaba ayuda humanitaria y que iba escoltado por agentes de los servicios secretos”.
No obstante, en ese entonces, los medios de comunicación turcos afirmaban que el convoy de camiones, escoltados por agentes de los servicios secretos, “transportaba armamentos para grupos opositores en Siria”.

Durante los últimos meses, el Gobierno de Ankara ha llevado a cabo masivas detenciones, principalmente entre los partidarios de Gülen, por presuntos cargos de conspiración. Sin embargo, esta medida ha generado duras críticas de varios países y organizaciones internacionales, que la consideran contraria a la democracia.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y sus simpatizantes acusan a Gülen, que vive en exilio forzado en Pensilvania, EE.UU., desde 1999, de dirigir un “estado paralelo” en Turquía, pero Gülen refuta esas alegaciones.
A juicio del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), Gülen, que cuenta con gran influencia en círculos judiciales y policiales de Turquía, estaría en busca de hacerse con el poder y derrocar a Erdogan, y los policías e investigadores del caso forman parte de esta conspiración.
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