Los enfrentamientos se produjeron cuando la policía turca recurrió al uso de gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersar a varios centenares de manifestantes que ocupaban las calles de la ciudad suroriental de Diyarbakir, de mayoría kurda.
Los manifestantes denunciaron las restricciones a su libre movimiento que ha impuesto el Gobierno turco para facilitar las operaciones antiterroristas contra los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en turco).
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