Los campesinos empezaron a sentir los efectos del fenómeno en cultivos y ganado. "Las vacas no tienen qué comer porque toda la ceniza está en la hierba y eso les hace mal a las vacas; les da fiebre, diarrea, y dejan de producir leche", dijo Nelson Pila, agricultor de la localidad de Machachi, una de las más golpeadas por la expulsión de material volcánico.
Las vacas no tienen qué comer porque toda la ceniza está en la hierba y eso les hace mal a las vacas; les da fiebre, diarrea, y dejan de producir leche", dijo Nelson Pila, agricultor de la localidad de Machachi.
A 45 km al sur de Quito, el Cotopaxi registraba "emisiones continuas de vapor con carga media y moderada de ceniza", según el Ministerio Coordinador de Seguridad. No obstante, las autoridades mantienen la alerta amarilla desde el 15 de agosto.
Al menos en una docena de poblados y una zona del sur de Quito, capital de 2,3 millones de personas, se ha registrado "caída de ceniza", señaló el organismo, única fuente autorizada para dar información sobre el volcán. Las zonas rurales más afectadas por el evento están ubicadas en las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Pichincha.

La ceniza "quema los cultivos, los seca, y los echa a perder", señaló María de los Ángeles Gualotuña. Esta agricultora y ganadera de 36 años, además de decir que las reses están consumiendo hierba y agua con ceniza, lo que a la postre incidirá en una baja en la producción de leche.
El Gobierno, que decretó el estado de excepción por 60 días para atender la emergencia, ha enviado a la zona alimento para ganado y afina planes de evacuación y atención a la población que sería perjudicada por un evento mayor.
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