“Se creó con ayuda financiera y militar de países occidentales y de sus aliados para eliminar al Gobierno de Bashar al-Asad”, dijo Antonov en una rueda de prensa en San Petersburgo, en el noroeste de Rusia, tras una cumbre de ministros de Defensa de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
Se creó con ayuda financiera y militar de países occidentales y de sus aliados para eliminar al Gobierno de Bashar al-Asad, recordó el martes el viceministro ruso de Defensa", Anatoli Antonov.
Antonov señaló los atentados que han cometido recientemente terroristas takfiríes en Francia y en Dinamarca, para advertir de que, al regresar a sus países de nacimiento, los combatientes de Daesh llevarán consigo la experiencia de combate adquirida en Siria y en Irak.
“Ahora los terroristas y los extremistas están fuera de control, y promueven sus propios intereses” y no los de quienes los financiaron, declaró el viceministroruso, aunque observó que los Estados de la OCS están también afectados “de manera directa” por esta creciente amenaza.

La Organización de Cooperación de Shanghái, fundada en abril de 1996, incluye a la República Popular China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán.
Ahora los terroristas y los extremistas están fuera de control, y promueven sus propios intereses, previno Antonov.
Las declaraciones de Antonov se producen pocos días después de que el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, reiterara el apoyo político, económico y militar del Kremlin al Estado sirio, y de que instara a todas las naciones de Oriente Medio a combatir a la banda takfirí.
Putin hizo estas declaraciones durante una visita a Moscú de altos responsables sirios, encabezados por el canciller del país árabe, Walid al-Moallem. El presidente ruso insistió en que “todas las naciones” deben sumar esfuerzos en esa lucha, al margen de sus relaciones con Damasco.

La conocida banda terrorista, que controla en la actualidad varias regiones de Siria y de Irak, ha cometido espectaculares atrocidades como decapitaciones colectivas y crucifixiones contra todos los grupos étnicos y religiosos de la región, incluidos chiíes, suníes, kurdos, cristianos, kurdos izadíes y otros.
Más de 220.000 personas han muerto en Siria desde el inicio, en 2011, de las ofensivas patrocinadas desde el extranjero para derrocar al Gobierno de Damasco.
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