Según ha informado este miércoles la agencia local Kyodo, la Administración central de Japón ha solicitado al ministro de Infraestructura que invalide la decisión de la prefectura local para, de este modo, continuar con el plan de traslado, dentro de dicha isla, de la base aérea del Cuerpo de Marines de Futenma, desde la populosa Ginowan actual a Henoko, una pequeña zona costera de Nago, en el norte de Okinawa (sur de Japón).
No hay cambios en nuestro plan de continuar con la construcción para preparar la reubicación", aseguró el secretario jefe del Gabinete nipón, Yoshihide Suga
La víspera, el gobernador de la zona, Takeshi Onaga, revocó oficialmente el permiso de reubicación, otorgado en 2013 por su predecesor, que abría la puerta a edificar la nueva Futenma en la bahía de Henoko.
"No hay cambios en nuestro plan de continuar con la construcción para preparar la reubicación", aseguró el martes el secretario jefe del Gabinete nipón, Yoshihide Suga, en una rueda de prensa, antes de manifestar su rechazo a la postura de Onaga, que calificó de “desafortunada”.
Asimismo, Suga aseveró que, a su juicio, no hay ningún obstáculo legal para aprobar las obras, al haber recibido Tokio la aprobación del exgobernador de la zona, Hirokazu Nakaima.
Por su parte, el ministro japonés de Defensa, Gen Nakatani, ha dicho en otra conferencia de prensa que el Gobierno del primer ministro, Shinzo Abe, "tomará inmediatamente las medidas" necesarias para suspender el retiro de la licencia.
En Okinawa —isla del sur de Japón que compone tan solo un 1 % del territorio del país—, se encuentra más del 70 % de las bases estadounidenses instaladas en Japón. Aun así, los llamados de Onaga, elegido en noviembre de 2014 como líder de una plataforma de oposición a la presencia militar norteamericana en la isla, han sido rechazados tanto por Tokio como por Washington.

El pasado 24 de septiembre, Onaga criticó que los derechos humanos estén siendo descuidados en Okinawa debido a las actividades de la base militar estadounidense, que también ha provocado enfrentamientos intermitentes por preocupaciones ambientales y por la oposición general a la presencia militar estadounidense en Japón.
Los habitantes denuncian también que la presencia de los militares norteamericanos ha incrementado la delincuencia, incluidos los casos de delitos sexuales. De hecho, varios infantes de la Marina estadounidense todavía no han sido llevados ante la justicia por agresiones de este tipo.
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