“Instigador de manifestaciones de apoyo a las operaciones asesinas de represión contra Gaza, el CRIF (siglas del autoproclamado Consejo Representativo de las Instituciones judías de Francia) no tiene más combate que la defensa encarnizada del régimen israelí”, denuncia en su introducción la carta.
Instigador de manifestaciones de apoyo a las operaciones asesinas de represión contra Gaza, el CRIF (siglas del autoproclamado Consejo Representativo de las Instituciones judías de Francia) no tiene más combate que la defensa encarnizada del régimen israelí, denuncia la carta de los representantes franceses de la campaña antisraelí de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
El manifiesto, recogido ayer jueves por la página Palestine Solidarité, responde al artículo firmado el 21 de junio por Roger Cukierman, presidente del CRIF, en el que tacha al movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra el régimen israelí de “ilegal, injusto, ineficaz e ilegítimo”, acusaciones que los firmantes repasan una por una.

Sobre la pretendida injusticia, la carta recalca que el BDS no toma como blanco a los ciudadanos de Palestina, sino al “régimen colonial de ocupación y de discriminaciones que ha desarrollado (Tel Aviv), y que refuerza cada día con más violencia”, para que comprenda que “no puede quedar sin consecuencias”.
Observan los firmantes que, pese a sus constantes violaciones del Derecho internacional y de los propios tratados firmados por el régimen israelí, éste no sufre ninguna sanción financiera, a diferencia de otros países como Irán, Bielorrusia, Rusia, Yemen, Siria, Corea del Norte o Sudán.
La carta recuerda que el régimen israelí “ocupa, coloniza, bombardea, encarcela y mata todos los días”, y que su “voluntad de conquista” es responsable de la desgracia de millones de refugiados palestinos.

Sobre la pretendida ilegalidad, se observa que el régimen israelí “distribuye, principalmente en Europa, los productos ilegales de colonias ilegales”, y que se niega a advertir que proceden de los territorios ocupados después de 1967, pese a las reiteradas solicitudes de la Unión Europea (UE).
Y esa ilegalidad israelí, subraya la carta, obtiene “cero sanciones”, pese a que las mismas directivas de la UE —“ganadas por fin con la presión de las sociedades civiles”— recomiendan a las empresas no colaborar con compañías coloniales.
Los militantes propalestinos denuncian además que la prohibición francesa de los llamados a boicotear al régimen israelí, iniciada con una mera circular interna de la ministra de Defensa en 2010, Michèle Alliot-Marie, es “única en el mundo”, y “pretende falsear el significado de la ley con el objetivo político de apoyar al ‘aliado israelí’”.

En el apartado de la legitimidad, la carta desmonta las afirmaciones de Cukierman sobre una pretendida igualdad entre los palestinos sometidos a la legislación israelí y los inmigrantes sionistas ocupantes de Palestina.
Para ello, señala las leyes discriminatorias “en todos los ámbitos” y evoca la violencia de los discursos racistas que se mantienen contra los diputados árabes “tolerados” en el parlamento del régimen israelí, así como la expulsión de los palestinos del desierto de Néguev, con la destrucción de sus pueblos para sustituirlos por ciudades reservadas a personas de origen judío.
Por último, los activistas responden sobre la supuesta ineficacia de la campaña internacional del BDS que “ha conseguido inquietar de verdad al régimen ultraderechista israelí”, y aportan como prueba la activación de todas las agencias y servicios de propaganda sionistas en todo el mundo, como el CRIF en Francia.
La refutación viene firmada por Michèle Sibony —de la Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP)—, Verveine Angeli —de las Uniones Sindicales Solidarias—, Ramzi Kébaili, del Partido de Izquierda—, Gisèle Felhendler —de Salir del Colonialismo—, Alain Pojolat —del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA)— y Gustave Massiah —de Iniciativas por Otro Mundo (siglas francesas: IPAM)—.
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