Está claro que hay apetito de cambio en Escocia, y que hay un deseo de que se oiga la voz de Escocia con mucha más claridad. Ahora, ese es el trabajo de esos 56 diputados nacionalistas escoceses", dice la dirigente nacionalista escocesa Nicola Sturgeon.
“Está claro que hay apetito de cambio en Escocia, y que hay un deseo de que se oiga la voz de Escocia con mucha más claridad”, dijo el viernes Sturgeon al diario londinense The Guardian, antes de añadir que “ahora, ese es el trabajo de esos 56 diputados nacionalistas escoceses”.
La líder del Partido Nacional Escocés (SNP, en lengua inglesa) recordó que la oposición a los recortes fue uno de los puntos fundamentales de la campaña electoral de su formación, que seguirá dándole prioridad máxima en el nuevo Parlamento.
En las elecciones del jueves, el SNP conquistó en toda Escocia lo que solía ser un bastión del laborismo. Hasta el punto de que una estudiante nacionalista de 20 años, Mhairi Black, derrotó al mismísimo jefe de campaña laborista en la región, Douglas Alexander, en la circunscripción de Paisley and Renfrewshire South (centro sur escocés).

Black será por tanto la persona más joven en ocupar un escaño en el Parlamento londinense desde 1667, antes siquiera de la existencia del Reino Unido en su forma actual.
La política de recortes del Gobierno de David Cameron en los últimos 5 años llevó a Sturgeon a centrar su campaña en eslóganes como “acabar con la austeridad” y “dejemos a David Cameron encerrado fuera de Downing Street”.
Con esa política y partiendo de los 6 escaños obtenidos en 2010, el SNP ha logrado en esta ocasión hacerse con 56 de los 59 atribuidos a Escocia, en lo que el diario The Telegraph ha calificado como “una masacre total de los laboristas”.
No tiene nada que ver con lo ocurrido en Escocia, y sí todo que ver con el hecho de que los laboristas no han sido lo bastante fuertes en Inglaterra".
La dirigente escocesa ha confesado sin embargo sentir una “amarga decepción al contemplar la perspectiva de otro Gobierno conservador”.

Sturgeon restó importancia en sus declaraciones a la influencia del SNP en la derrota de los laboristas en el conjunto del Reino Unido, sosteniendo con firmeza que la mayoría conservadora “no tiene nada que ver con lo ocurrido en Escocia, y sí todo que ver con el hecho de que los laboristas no han sido lo bastante fuertes en Inglaterra”.
Los Liberaldemócratas, que fueron el socio menor en coalición con el partido de Cameron en la pasada legislatura, han seguido el camino inverso al del SNP, perdiendo 49 de los 57 escaños que tenían. Su líder, Nicholas Clegg, dimitió el viernes al conocerse los resultados.
De igual manera anunciaron su renuncia los líderes del Partido Laborista, Edward Miliband, y del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP en inglés), Nigel Farage. Este último no logró siquiera hacerse con la representación que disputaba, la de Thanet Sur, en el sureste inglés.
Así las cosas, el SNP es ahora el tercer mayor partido de la Cámara de los Comunes, y Sturgeon ha anunciado que usará su nueva influencia para que su partido promocione “las medidas que beneficien a Escocia”.
En este sentido, Sturgeon minimiza la relevancia del avance de su partido como movimiento hacia otro plebiscito escocés de independencia, frente a la necesidad de oponerse a la política de Cameron, que defendió en su campaña de nuevo la idea de eliminar el déficit presupuestario del Gobierno británico.
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