“Cómo alguien de clase baja va a ir a una protesta de este tipo? Se sentiría totalmente excluido. ¿Cómo hablar de 'impeachment' en los suburbios? Son pautas que no tienen nada que ver con lo que pasa en esos barrios, son universos paralelos”, ha declarado hoy miércoles la investigadora Esther Solano a la cadena rusa Sputnik.
Cómo alguien de clase baja va a ir a una protesta de este tipo? Se sentiría totalmente excluido. ¿Cómo hablar de 'impeachment' en los suburbios? Son pautas que no tienen nada que ver con lo que pasa en esos barrios, son universos paralelos", planteó la investigadora social brasileña Esther Solano.
Solano, profesora en la Universidad Federal de São Paulo, es una de varios investigadores que hicieron el estudio de campo el pasado domingo en las protestas llevadas a cabo en Río de Janeiro (sureste).
Los investigadores hallaron que el 73,6 % de los participantes eran blancos, frente al 5,7 % que eran negros, pese a que en la población total de la ciudad, son blancos el 54,5 % y negros el 12,6 %, según datos oficiales de 2007.
La mayoría de los manifestantes, el 65 % tenía estudios superiores, y el 29 % dijo disponer de una renta familiar de hasta 4500 dólares.
Quien apueste por su dimisión perderá, porque Dilma es fuerte. Ella planta cara y hace lo que hay que hacer", dijo de la presidente brasileña, Dilma Rousseff, su ministro de Hacienda, Joaquim Levy.
La mayoría de los encuestados apuntó al Partido de los Trabajadores (PT) y a la corrupción de la clase política como principales problemas el país. El 89,6 % tildó de “corrupta” a la presidente del país, Dilma Rousseff.

La máxima dirigente del país sudamericano, sin embargo, no tiene intención de dimitir, como reclaman los descontentos, afirmó ayer martes el ministro de Hacienda, Joaquim Levy.
“Quien apueste por su dimisión perderá, porque Dilma es fuerte. Ella planta cara y hace lo que hay que hacer”, añadió Levy al ser entrevistado en el noticiero nocturno de la cadena televisiva R7.
El ministro de Hacienda aseguró que Brasil saldrá de la recesión en 2016, y que la inflación comenzará quizá a ralentizarse, pese a que los economistas críticos piensan que la economía brasileña seguirá reduciéndose.
El Gobierno brasileño respondió a las protestas del domingo señalándolas como muestra de la “normalidad democrática” imperante en el país.
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