• Base aérea militar estadounidense de Ramstein, en el suroeste de Alemania.
Publicada: domingo, 14 de junio de 2015 17:21

El exdirector del servicio antiterrorista austríaco Gert-René Polli denuncia en una entrevista que Alemania no ha dejado de ser un país ocupado por Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial.

Alemania fue un país ocupado, y en relación con las actividades de los servicios de Inteligencia aliados en suelo alemán, sigue siéndolo”, dice Polli en la extensa conversación, publicada hoy domingo por la página Noticias Económicas Alemanas (DWN, en alemán).

Alemania fue un país ocupado, y en relación con las actividades de los servicios de Inteligencia aliados en suelo alemán, sigue siéndolo, concluye el antiguo máximo responsable antiterrorista austriaco.

La entrevista aparece dos días después de que la Fiscalía alemana anunciara el viernes el abandono de la investigación de las escuchas de la Inteligencia estadounidense al teléfono móvil de la canciller alemana, Angela Merkel, desvelado el año pasado.

El abandono demuestra, observa Polli, que “las autoridades alemanas no tienen la capacidad técnica de proteger al Gobierno, a la economía y a la sociedad de las agresiones de espionaje”. Y eso, a pesar de que Alemania, sus políticos y su economía están, dice, entre los primeros blancos de los servicios de Washington.

Polli protesta porque ha habido ausencia de un debate público o político sobre el espionaje masivo estadounidense en Alemania hasta que se supo que incluso Merkel estaba afectada, y advierte de que ese espionaje continúa.

Gert-René Polli, director entre 2002 y 2008 de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución y el Antiterrorismo (BVT, en sus siglas en alemán) austríaca.

 

“El secreto de las correspondencias está anulado de hecho, y todas las comunicaciones de la red son blanco de los ataques de los servicios, no sólo estadounidenses”, alerta el que fue director de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución y el Antiterrorismo (BVT, en sus siglas en alemán) austríaca, desde su fundación en 2002 hasta 2007.

El secreto de las correspondencias está anulado de hecho, y todas las comunicaciones de la red son blanco de los ataques de los servicios, no sólo estadounidenses, alerta el experto.

A la pregunta de qué países espían en la actualidad a los alemanes, responde que son muchos los servicios activos, pero que pocos tienen la capacidad técnica necesaria, y señala las investigaciones en curso contra la Agencia Nacional de Seguridad (NSA en inglés) estadounidense y el GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno) británico.

El experto en seguridad comenta también la supuesta “sorpresa” de las autoridades alemanas por el espionaje señalando que Berlín conocía la cooperación de su propia Inteligencia con la NSA desde hace al menos 10 años.

Y recuerda también que esa “colaboración” ha llegado al punto de que los alemanes son “dependientes” de Washington en materias de Inteligencia en su propio país, según reconoció en mayo el exjefe del Servicio de Inteligencia Extranjera Alemán (BND, por sus siglas en alemán), Gerhard Schindler.

Gerhard Schindler, exjefe del Servicio de Inteligencia Extranjera (BND, por sus siglas en alemán) de Berlín junto a radares en  Bad Aibling (sureste de Alemania).

 

En este sentido, la soberanía germana está tan deteriorada que el Parlamento Federal es impotente, según Polli, para actuar frente a las actividades de los espías estadounidenses en Alemania, y la Cámara no podría servir más que para dar publicidad al asunto para ejercer presión política.

La dependencia se ha hecho además más aguda con la declaración de la “guerra contra el terrorismo” por parte de Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush (2001-2009), y con la unificación del sistema mundial financiero y de pagos, que han incrementado la influencia de las leyes estadounidenses, describe Polli.

Es difícil definir unos intereses separados e independientes en política exterior, y más aún defenderlos en la práctica, observa Polli.

El antiguo responsable austríaco llega a calificar como “incondicional” la vinculación de la Inteligencia alemana no sólo a la estadounidense, sino también a la británica y a la israelí.

La canciller alemana, Angela Merkel (izda.), junto al premier israelí, Benyamin Netanyahu.

 

Ve además difícil remedio a esta situación dado que la penetración de la política y la Inteligencia alemanas es tan profunda que “es difícil definir unos intereses separados e independientes en política exterior, y más aún defenderlos en la práctica”.

Esa indistinción llega, explica, a que la “necesidad” de cooperación impida a los alemanes mantener un grado “legítimo” de sospecha, en particular en los campos del espionaje político e industrial.

El espionaje masivo de los servicios de Washingotn en Alemania fue revelado en 2013 por el informático estadounidense Edward Snowden, antiguo analista para la NSA y para la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés).

mla/ktg/

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