El pacto que ha sido alcanzado gracias a la mediación del Gobierno de Argelia se fundamenta en la Declaración de Argel de junio de 2014.
El convenio de paz no fue rubricado por los representantes del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), principal partido de los rebeldes Tuareg quienes han afirmado: "Nosotros no hemos firmado hoy ese documento porque tenemos nuestras reservas y queremos algunas enmiendas. Son puntos que creemos fundamentales para que la paz sea duradera”.
El portavoz de MNLA, Si Mohamed al Mulud Ramdan, además de enfatizar en la importancia de restaurar la paz en el país africano ha reiterado que los representantes del mencionado movimiento tienen como meta llegar a un consenso con el Gobierno de Malí para que el establecimiento de la paz se apoye sobre bases sólidas.
Según lo pactado, a partir de este momento los ciudadanos del norte de Malí recibirán una "mayor representación en las instituciones nacionales".
Asimismo, el acuerdo allana el camino para que cada región goce de su propia asamblea, cuyos presidentes serán elegidos directamente.
Lo firmado Incluye cláusulas destinadas a la promoción de la paz y la estabilidad en Malí, la aplicación de nuevas normas de buena gestión pública, la transparencia, la promoción del respeto de los derechos humanos, la justicia y lucha contra la impunidad, al tiempo que reconoce el imperativo de la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada transnacional.
El deseado pacto ha recibido el beneplácito del Gobierno de Francia, país europeo que según los analistas atacó Malí so pretexto de luchar contra el fenómeno del terrorismo mientras que su objetivo principal es hacerse con las abundantes riquezas naturales con las que cuenta el país africano, como el oro e importantes reservas de uranio.
Cabe recordar que, en 2013, Francia intervino en la República Centroafricana (RCA) y desplegó unos 2000 soldados en ese territorio, como parte de la llamada Operación Sangaris contra las milicias antibalaka.
Sin embargo, la presencia francesa en Malí y la República Centroafricana no ha podido acabar con la violencia, de forma que estos países siguen siendo testigos de los enfrentamientos armados que, hasta la fecha, han acabado con la vida de decenas de ciudadanos.
En febrero del 2013, Amnistía Internacional (AI) lamentó que esta guerra impulsada por Francia haya violado flagrantemente los derechos humanos, como pone de manifiesto la matanza de menores.
Los integrantes del MNLA en reiteradas ocasiones han amenazado al Gobierno de Francia y sus aliados con tomar represalias en su contra en caso de que sigan sus operaciones en el norte de Malí.
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