En Sao Paolo, donde según la Policía participaron unos 3000 manifestantes, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos y chorros de agua para dispersar a los participantes en la protesta. Los choques resultaron en la detención de 17 personas y dejaron tres policías heridos.
En Río de Janeiro, la manifestación se mantuvo pacífica durante gran parte de la protesta, pero poco antes de terminar estallaron enfrentamientos con la Policía.
Estas protestas evocan las grandes manifestaciones de mediados de 2013, cuando millones de brasileños se lanzaron a las calles del país. Dichas movilizaciones fueron convocadas inicialmente contra un alza del precio del transporte, pero desembocaron después en muestras de rechazo a la corrupción y a la Copa del Mundo de Fútbol que se llevó a cabo en 2014 en Brasil.
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