La gran sorpresa | Verdadera Promesa
Ellos nombraron a esta operación “León ascendente”. Creyeron que podrían cortar la cabeza de la República Islámica y entonces el cuerpo desfallecería. Ellos pensaban en otro golpe como el de 1953. Los sueños se disolvieron a la luz de la verdad.
El 13 de junio, mientras los diplomáticos iraníes se preparaban para las conversaciones indirectas con los estadounidenses en Mascate, el régimen israelí atacó sin previo aviso el suelo iraní: asesinatos, ataques aéreos, ataques cibernéticos.
Buscaban pánico, encontraron paciencia; esperaban rendición, se encontraron con firmeza. Sin embargo, la mayor sorpresa no fue la crueldad del enemigo, fue el coraje de la nación. Desde los partidarios leales hasta los críticos más duros se unieron; Irán se convirtió en una sola voz, un latido, una bandera.
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