Entre las condiciones que exige Rusia a Ucrania para detener su acción militar, destacan: consagrar la neutralidad, reconocer a Crimea como territorio ruso y a las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk como territorios independientes. También advierte que el envío de armas extranjeras a Ucrania conduciría a un colapso global.
La operación especial rusa en Ucrania cumple su decimosegundo día. Mientras las Fuerzas Armadas de Rusia abren corredores humanitarios en las ciudades ucranianas de Kiev, Mariupol, Jarkov y Sumi, Kremlin anuncia que puede detener su operación en cualquier momento si el país vecino cumple con las condiciones de Moscú.
Dmitri Peskov afirmó que Ucrania debería modificar la Constitución y renunciar a las pretensiones de unirse a “cualquier bloque”, en especial la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, que según Moscú amenaza la seguridad y la integridad territorial rusas.
Por otra parte, el líder de la República Popular de Donetsk, Denís Pushilin, acusó a la OTAN y los ultranacionalistas de planear ataques en Crimea y Donbás. Preocupaciones que también las comparte China, país que exige a Occidente a no entrometerse más y trate de calmar la situación, en lugar de echar leña al fuego. Al mismo tiempo, Pekín anuncia su disposición para ser mediador entre Rusia y Ucrania.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha asegurado que su país trabaja activamente para lograr un acuerdo con Polonia para enviar aviones de guerra a Ucrania. Medida rechazada categóricamente por Rusia. Moscú ha declarado en reiteradas ocasiones que ve como una declaración de guerra tanto las sanciones de EE.UU. y Europa en su contra como el envío de armas a Ucrania.
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