Los bebés nacidos en el último año son colocados en colchones para que los demonios vestidos de rojo y amarillo, conocidos como ‘Colachos’, salten.
Durante los días previos, el Colacho azota a los habitantes con una cola de caballo y el colofón ha sido el tradicional salto de bebés que ha contado con ocho paradas situadas en diferentes localizaciones del pueblo.
El primero está encarnado en el Santísimo Sacramento, y el segundo en el Colacho, un personaje que representa al diablo y que trata de evitar por todos los medios que las celebraciones religiosas en torno al Corpus no se celebren.



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