Con los bloqueos de caminos extendidos por 25 de los 27 estados y una creciente escasez en las grandes ciudades, el presidente de Brasil, Michel Temer, ha pedido una tregua y ha ordenado a su jefe de Gabinete, Eliseu Padilha, y sus ministros de Economía y de Transportes, Eduardo Guardia y Valter Casimiro, respectivamente, negociar una salida con los líderes de los transportistas, además de exigir la intervención de las fuerzas de seguridad federales para reprimir las protestas.
Según los sindicatos que encabezan la paralización, el aumento del combustible está consumiendo el 70 % de lo que ganan. La Confederación Nacional de los Transportadores Autónomos (CNTA), informó que viene intentando acuerdos con el Gobierno hace más de un año, no sólo sobre el diésel, sino también por los peajes.
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