Según testigos oculares, las tropas del Ejército de Myanmar quemaron al menos cinco aldeas de los rohingyas y destruyeron las casas de la periferia del pueblo.
Unos 164.000 rohingyas han huido de sus viviendas al país vecino Bangladesh desde el 25 de agosto, por la masacre del Gobierno de Myanmar. Cifras oficiales indican que cerca de 400 personas, entre ellas mujeres y niños, han muerto en Myanmar en una semana desde que el Ejército intensificó la represión contra los musulmanes rohingyas.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido del posible surgimiento de una inminente “catástrofe humanitaria” debido a la violencia en curso contra los rohingyas, y ha pedido fin de la represión militar en el país asiático.
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