En Argentina, movimientos sociales de izquierda marcharon en las calles de Buenos Aires en reclamo de más ayudas, mientras el presidente, Alberto Fernández, busca convertir el país en un proveedor mundial de gas con el gasoducto Néstor Kirchner, y de este modo salir de la crisis financiera.
Integrantes de movimientos izquierdistas se manifestaron frente a la Casa Rosada, sede del Gobierno, para reclamar mejoras sociales y denunciar las políticas de ajuste impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el cual Argentina selló un nuevo programa en marzo pasado.
La inflación argentina, una de las más altas de América Latina, registró en junio pasado una subida interanual de 64 % y las expectativas de inflación para el año se aceleraron a 90,2 % para diciembre de 2022, elevando las previsiones de pobreza por encima de 40 %. Los manifestantes piden que el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, les reciba para atender las reivindicaciones “urgentes” de los trabajadores.
Entretanto, el presidente Alberto Fernández encabezó en la misma jornada la firma de los contratos para construir el gasoducto Néstor Kirchner, clave para el desarrollo de la colosal formación de hidrocarburos de Vaca Muerta, en el suroeste del país. Según el mandatario, el gas ofrece una "oportunidad histórica" para hacer frente a la crisis financiera.
De hecho, la falta de capacidad de transporte ha hecho que Argentina, pese a tener la segunda reserva de gas no convencional del mundo, tenga que importar combustibles, lo que consume sus reservas monetarias. Según el ministro de Economía, si el gasoducto hubiera estado construido este año, Argentina se hubiera ahorrado probablemente gran parte de las divisas que tanto necesita.
rtk/mkh
