¿Qué opinas?: Colombia, ¿En qué va la paz con las FARC?
Alcanzar la paz fue el tema durante los últimos ocho años en Colombia. Juan Manuel Santos apostó desde el inicio del primer mandato a la búsqueda de la paz.
El expresidente colombiano Juan Manuel Santos (2010-2018), apostó desde el inicio del primer mandato a la búsqueda de la paz y quemó buena parte de su capital político en lograrla.
Santos consiguió la firma de un acuerdo de paz con la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más antigua del continente, con la cual dejó un proceso en fase de implementación.
El país suramericano avanzó en el diálogo con la guerrilla el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y en conversaciones para el sometimiento a la justicia de los cabecillas de peligrosas organizaciones del narcotráfico, como el llamado Clan del Golfo.
Con la llegada a la Presidencia de Iván Duque, un representante de la poderosa oposición de los acuerdos de paz que lidera el expresidente colombiano Álvaro Uribe, los avances conseguidos no dejan de estar en peligro.
Preocupa especialmente el asesinato de líderes sociales en las regiones y, sobre todo, de excombatientes de las FARC, así como los retrasos e incumplimientos, y los obstáculos puestos a fases esenciales del proceso.
La actual formación Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) sigue actuando en el Congreso, pero algunos miembros de la cúpula, como el exjefe negociador del acuerdo de paz Iván Márquez, permanecen al margen.
Sectores opuestos al acuerdo también presionan para que los militares no hagan parte de la Justicia Especial de Paz (JEP) cuyas declaraciones y verdades pueden resultar comprometedoras. En la contienda electoral que se avecina, el panorama se torna más complejo. De lo que ocurra en las siguientes semanas dependerá la forma en que se concrete el acuerdo de paz.
Más de dos años luego de la firma del acuerdo final de La Habana y pese a los tropiezos y el asesinato de excombatientes, la implementación de lo acordado sigue en marcha en varias regiones colombianas.
El contexto no es fácil: Aumentan los enfrentamientos entre grupos armados organizados y disidencias de las FARC, y el asesinato de líderes sociales y las amenazas contra la oposición. Hay burocracia, incumplimientos y ataques abiertos a puntos que fueron parte sustancial del acuerdo, como el de la Justicia.
Ante el asesinato de excombatientes de las FARC, que ascienden a 93 según su denuncia, el gobierno ha dicho que en la mayoría de los casos estaban delinquiendo. El eco mediático sigue esa línea. Sin embargo, varios estudios confirman que, por el contrario, los asesinados cumplían con su proceso de reincorporación. Aunque en muchos casos no se sabe la autoría de las muertes, la mayor parte corresponde a sicariato, la modalidad reiterativa, y son asesinatos selectivos.
El gobierno sostiene que trabaja en un esquema de protección especial para miembros del partido FARC y de otros líderes con motivo de la campaña política que se avecina por las elecciones regionales de octubre. Pero los asesinatos son una realidad que preocupa a los involucrados en el proceso de reincorporación, que se añade a los demás desafíos que afronta la consolidación.
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