Nasralá, la Memoria de El Líbano - Parte 1
Tras la Primera Guerra Mundial, el Acuerdo Sykes-Picot dividió el Levante mediante fronteras artificiales, separando a sus pueblos y a una historia común.
Poco después, la Declaración Balfour de 1917 —un mensaje breve, pero de profundas consecuencias— dejó una herida abierta: Palestina fue entregada a quienes no eran sus legítimos habitantes.
Durante el Mandato Británico, la tierra fue preparada para la inmigración y la colonización, hasta llegar a la decisión de partición de 1947 y a la Nakba de 1948. Los pueblos quedaron grabados en la memoria, y la patria se convirtió en una herida permanente.
Aquellos acuerdos no fueron solo tinta sobre papel: marcaron el inicio de un siglo de fragmentación y ocupación.
kmd/mrg
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