• Detrás de la Razón: Latinoamérica convulsa; turno Colombia
lunes, 25 de noviembre de 2019 22:21

Como si se tratara de un efecto dominó, al ya convulso panorama de estallidos sociales en Sudamérica, entre poblaciones descontentas con las políticas de sus gobiernos, se une Colombia.

Esta nación sudamericana, aunque ha convivido con un conflicto armado de medio siglo y la embestida del narcotráfico, las manifestaciones multitudinarias no han sido tan comunes y menos la permanencia prolongada de miles en las calles, como lo observado desde el 21 de noviembre, en varias de sus ciudades.

Aunque el Gobierno dice que han sido más de 250 mil personas las participantes de estas marchas, los organizadores afirman que fueron más de un millón; una cifra que solo tiene un antecedente reciente con la marcha contra la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) en el año 2008 que concentró a millones.

Los motivos de la indignación han sido variados. Críticas a un gobierno nacional que en solo 15 meses de administración sigue sumando reveses. Desde octubre las centrales obreras habían convocado a manifestarse en reclamo de iniciativas oficiales para reformar el mercado laboral y el sistema de pensiones. Algo que el propio Gobierno de Iván Duque dice que se ha desvirtuado.

Desde entonces se fueron sumando universitarios que exigen más recursos para la educación pública. También los indígenas, que piden protección tras el asesinato de 126 aborígenes desde que el actual mandatario llegó al poder.

Aunque las centrales obreras se deslindaron de las manifestaciones que siguieron al 21N, en las calles prosiguieron las jornadas de marcha lideradas de forma espontánea por jóvenes, la población más aquejada por el desempleo, en un país con índices de desocupación por encima del promedio regional, según la entidad oficial de estadísticas.

Ante la presión por las protestas, Duque anunció el viernes una “conversación nacional” para debatir “reformas” a su política social. Sobre un terreno político frágil, sin mayorías en el Congreso y con una opinión desfavorable del 69 % de la población, el mandatario aseguró que hablaría con “todos los sectores políticos y sociales”, sin embargo, no mencionó a los organizadores de las marchas. La gran pregunta en este sentido es ¿Por qué?

Por el contrario, la represión, la militarización y el toque de queda en las calles fue su orden. Como si se tratara de una semblanza de lo que se ha visto en Ecuador, Chile y Bolivia en las últimas semanas, el Gobierno colombiano, así como los Gobiernos de los países mencionado, también apostó por la mano dura contra la indignación popular.

Mientras se mantiene la fuerza de los uniformados y los enfrentamientos en las calles, Duque inició el fin de semana su reunión con alcaldes y gobernadores, propuestas van y vienen incorporando diversos temas a resolver como la educación, salud, paz, medioambiente, lucha contra el narcotráfico y la corrupción.

Para este lunes se espera que continúen las conversaciones con la llamada Concertación Laboral, que reúne a representantes del Gobierno, de los patrones y de los empleados.

Sin embargo, las expectativas e incertidumbres son mayores. Aunque dicho diálogo se mantendrá vigente hasta el 15 de marzo de 2020, fueron pocos los detalles dados a conocer, sobre cómo se involucrará a la ciudadanía, esa que generalmente es la más afectada ante el cúmulo de políticas neoliberales.

Lo cierto es que, con un crecimiento económico superior al promedio regional, Colombia es la 4.ª economía latinoamericana, pero presenta altos índices de desigualdad y desempleo; una asignatura pendiente durante décadas y diversas Administraciones.

¿Por qué no se ha entendido y atajado en Colombia estos factores que históricamente han generado caldos de cultivo para los estallidos populares en Latinoamérica?

¿Completará Iván Duque su período presidencial, abriéndose a las demandas de su pueblo, o por medio de la represión e imposición?

En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.

El análisis, las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la noche; México, Colombia y Chicago a la una de la tarde.

Por: Danny Pérez Díaz.

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