• Detrás de la Razón: Los crímenes de Canadá y la iglesia católica
miércoles, 9 de junio de 2021 20:35

Canadá, un país hoy del llamado primer mundo. Su nombre, de hecho, proviene de las lenguas indígenas habladas en América del Norte, aunque se escribía con la letra "K", Kanada, que significa "Pueblo".

Un pueblo que le dio el nombre, pero también un pueblo nativo que fue víctima de un exterminio y de una violación de sus derechos humanos. Un pasado que empieza a reaparecer a través de los vestigios dejados.

Durante aproximadamente 160 años, las relaciones entre la Corona británica ―que heredaró posteriormente el Gobierno federal canadiense en 1867― con las primeras naciones estuvieron basadas en una política de “civilización” a través de medidas de asimilación de su cultura y tradiciones dentro de la mayor sociedad canadiense.

Estas prácticas llegaron a ser tildadas de “Genocidio Cultural” al estar basadas en la ocupación del territorio de las primeras naciones ancestrales y la prohibición de su lengua, prácticas religiosas y cultura, en general. Tales acciones fueron posibles por la Ley de Asuntos Indios ―Indian Act― y el sistema de residencias e internados para menores indígenas.

El Gobierno se reservaba la capacidad de obligar a las familias a enviar a sus hijos menores a estas instituciones, donde recibían una educación acorde a los “valores occidentales y cristianos”. Una vez en ellas, a los niños se les asignaban números, se les desproveía de sus ropas y cualquier otro recuerdo de sus lugares de origen o identidad, y se les prohibía el uso de su lengua, así como el contacto con sus familias.

Desde 1863 hasta 1998, más de 150 000 menores de edad indígenas fueron separados de su núcleo familiar y llevados a esos internados estatales en Canadá. Estos colegios eran operados mayormente por la Iglesia católica.

Ahora, el reciente descubrimiento de una fosa común al sur de la nación, con osamentas de más de 200 infantes, despertó de nuevo el cuestionable pasado racista y de genocidio cultural canadiense.

No obstante, ya en el año 2008, se había creado la “Comisión para la Verdad y la Reconciliación” (CVR), que tenía como objetivo investigar los hechos ocurridos en las residencias. La misma dejó constancia en sus informes de las terribles condiciones sanitarias de esos centros, además de las muertes de decenas de niños de las primeras naciones aún por identificar.

En 2015, la CVR estimó que unos 6000 niños habían muerto mientras estaban en los más de 130 internados. Hasta el momento, se han identificado más de 4100 menores.

Hechos que abrieron una brecha generacional y marcaron a todos aquellos que habían pasado por estos centros y que, en parte, según expertos, explican las causas del elevado número de suicidios entre los grupos aborígenes del país.

Lo cierto es que el Gobierno canadiense tiene muchos desafíos para explicar y subsanar todo esto, lo mismo el Vaticano, que vuelve a mancharse una vez más con casos de violaciones de los derechos humanos de parte de sus representantes, y un perdón de la boca del papa, que aún no llega.

En esta edición de Detrás de la Razón, por HispanTV, analizamos junto a nuestros analistas, los motivos y las incidencias de este pasado que involucra a los llamados países desarrollados, a la máxima institución de la religión católica y qué hay de esa población aborigen que aún hace vida en Canadá.

Por Danny Pérez Díaz

rtk/anz/mkh

Comentarios