En España la mayoría son africanos, principalmente subsaharianos. Las condiciones de trabajo y las ganancias son muy precarias y además se encuentran en medio de varios fuegos cruzados. Tienen en contra a algunos comerciantes y viandantes, y como su actividad es ilegal pueden ser retenidos, multados y su mercancía confiscada por parte de la policía.
Además desde el desalojo del PP del poder se han convertido en un frente de batalla entre derechas e izquierdas. Algunos de los llamados Ayuntamientos del cambio (Madrid y Barcelona por ejemplo) han mostrado su solidaridad con los migrantes y están proponiendo soluciones, mientras que la oposición hace campaña nacional vendiendo la idea de la seguridad en las calles, criminalizando la inmigración.