La devastación de sus aldeas ha desplazado a más de la mitad de la población hacia el distrito de cox's bazar, en Bangladés donde previamente ya recibían asilo unas 400.000 personas.
Hoy, el número de refugiados rohingyas instalados en suelo bengalí supera con creces al de los que se han quedado en la antigua Birmania.
El éxodo desesperado de los rohingyas continúa en un goteo constante, y aunque Bangladés ha intentado acoger a todos los solicitantes de asilo, el país lucha además contra la pobreza de sus propios habitantes y la falta de oportunidades, y la situación se hace insostenible. La mayoría llegan en barcazas atravesando el río Naf que separa ambos países, evitando las minas antipersona sembradas en varios puntos a lo largo de la frontera terrestre.
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