• Detrás de la Razón: Lo descuartizaron vivo, sabía el secreto de guerra contra Irán apoyada por EEUU
sábado, 10 de noviembre de 2018 23:00

Como escritores, periodistas, artistas y miembros de PEN América y el gremio de autores, escribimos para expresar nuestra grave preocupación por el aparentemente horrible asesinato de Jamal Khashoggi.

Khashoggi, fue el periodista saudí, colaborador del diario estadounidense The Washington Post y residente de Estados Unidos que desapareció en la ciudad turca de Estambul el 2 de octubre después de entrar en el consulado de Arabia Saudí.

De ser cierto, el asesinato de un periodista dentro de una instalación diplomática constituiría nada menos que un acto de terror estatal destinado a intimidar a periodistas, disidentes y críticos exiliados en todo el mundo.

Esto es parte de la carta que los periodistas unidos de la Asociación PEN América le escriben al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, para que se decida a implementar una investigación internacional independiente y presione a Estados Unidos y Turquía a que saquen las manos del caso para que se sepa la verdad de la terrible represión a la libertad de expresión que afecta a los medios de todo el mundo.

Reproduzco esta parte porque creo que este descuartizamiento trastoca todos los valores de Occidente que dice tener para ser libres, democráticos y no primitivos, si Occidente no protesta y no logra saber la verdad, se convertirá en cómplice, y con ello, todas nuestras esperanzas que tenemos en los países latinos y todos los demás se diluirán en una dictadura total que gobierne oscuramente la justicia y la igualdad.

En medio de este repugnante y despiadado caso, se revela otro de los secretos. Resulta que al periodista Khashoggi lo deshuesaron por saber el origen del dinero con el que se sostiene “Iran International”, una televisora de propaganda antiraní con sede en el Reino Unido.

Khashoggi sabía que era el príncipe heredero de Arabia Saudí, Muhamad bin Salman, quien está detrás del mando, y por eso lo asesinaron, publica Saeed Kamali Dehghan, periodista del diario británico The Guardian:

“Yo puedo confirmar que Jamal Khashoggi fue asesinado por hablar conmigo por teléfono desde Estambul en la mañana del 26 de septiembre, y su revelación de que el canal de televisión Iran International con sede en Londres, es financiada por Muhamad bin Salman y Saud al-Qahtani (un asesor del primero)”.

Un tuit que desapareció después remplazándose por otros que mostraban que el periodista Dehghan teme por su vida: “Les pido a todos mis familiares y amigos que no se pongan en contacto conmigo en este momento, excepto alguien muy íntimo. Mi madre sabe cómo contactarme. Confío en mi madre y en algunas personas aquí.”

El periodista revela también que Saud al-Qahtani, íntimo al príncipe heredero fue el que se encargó de crear el canal de televisión anti-Irán. El canal catarí Al Jazeera por su parte revela que Al-Qahtani, especialista en medios de comunicación saudí tiene la orden de atacar a todo medio o periodista que critique al reino Al Saud, incluso en Twitter, él mismo escribió que está agradecido con Dios y su país por servir al reino de Arabia Saudí.

¿Esto no sería como un terrorismo en medios de comunicación, atacar a todo el que critique a Arabia Saudí, incluidos nosotros mismos? ¿Qué realmente esconde este caso que aterra al que sea consciente de que la libertad de expresión cada vez más se aleja de los seres humanos?

¿Es la nueva correlación del petróleo, es el tejido de fuerzas que se disputan Oriente Medio, es la desintegración de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comenzando por Turquía, es la incursión de Rusia en la región?

En Detrás de la Razón, nosotros preguntamos, los analistas contestan y usted en su casa concluye. Y si la realidad hace lo que quiere, entonces nosotros volveremos a preguntar. Lo importante es detectar las aristas que no nos dicen.

El análisis, las preguntas y respuestas a las nueve treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, siete y Madrid, ocho de la noche; México y Colombia, una de la tarde.

Por: Roberto de la Madrid.

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