• Detrás de la Razón: ¿Cuánto falta para que explote la guerra dentro de EEUU, propiciada por el odio de Trump?
viernes, 9 de agosto de 2019 19:24

El presidente de los EE.UU., Donald Trump, se reunió con víctimas y socorristas de los tiroteos mortales del pasado fin de semana en Texas y Ohio.

Mientras los manifestantes lo acusaban de aumentar las tensiones con retórica antiinmigrante y racialmente cargada, Trump visitó hospitales donde las víctimas fueron tratadas en El Paso, Texas, en la frontera con México, y en Dayton, Ohio, después de masacres con 13 horas de diferencia que conmocionaron al país y reabrieron un debate nacional sobre la seguridad de las armas. En ambas ciudades, multitudes de manifestantes se reunieron para enfrentar a Trump y condenar su visita.

Algunos tenían carteles que decían “Trump es racista”, “Amor por odio” y “¡Envíalo de vuelta!” En Dayton le cantaron hasta el cansancio a Trump: “¡Haz algo!” El presidente y la primera dama, Melania Trump, evitaron a la prensa en ambas visitas al hospital y se mantuvieron fuera de la vista del público. Visitaron a los sobrevivientes en sus habitaciones del hospital en el Centro Médico de la Universidad de El Paso y el Hospital Miami Valley en Dayton, y agradecieron al personal médico y a los primeros en responder, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham.

Fue una visita cálida y maravillosa, dijo Trump en Twitter después de dejar Dayton. “Entusiasmo tremendo e incluso amor”. Trump también visitó al personal de las fuerzas del orden público en un centro de operaciones de emergencia en El Paso para agradecerles su respuesta el sábado, cuando un hombre mató a 22 personas en una tienda Walmart, después de publicar un manifiesto antiinmigrante en línea.

En Dayton, nueve personas y el sospechoso fueron asesinados en un alboroto temprano el domingo. “El trabajo que han hecho es increíble”, dijo Trump a los oficiales y al personal reunidos. “Quería venir y darte las gracias”. Trump no permitió las cámaras, después publicó un video de su visita en la que aparecía como si fuera Batman, el salvador, lleno de ovación, con música dramática. Después, poco a poco han aparecido en Internet, videos de teléfono celular de los pacientes que grabaron al magnate y su visita de apoyo.

La sorpresa es que los videos muestran que Trump se la pasó autoadulándose por la gran cantidad que él dice tener en sus actos de campaña. Esto ha llenado de críticas al presidente. “Muchas personas que poseen negocios en ese distrito no están interesadas en que el presidente esté allí”, afirmó Nan Whaley, alcalde de Dayton, Ohio. “Muchas veces su charla puede ser muy divisiva y eso es lo último que necesitamos en Dayton”. Más tarde, Trump criticó a los dos demócratas por sus comentarios y escribió en Twitter que la conferencia de prensa que realizaron fue un fraude.

No se parecía en nada a lo que sucedió. Trump dijo a los periodistas en el centro de operaciones de El Paso que los dos demócratas “no deberían estar haciendo politiquería hoy”. Los demócratas dicen que el lenguaje antiinmigrante y racial de Trump en las manifestaciones y en Twitter ha avivado los sentimientos racistas y nacionalistas blancos, creando un clima político propicio para la violencia basada en el odio. La masacre en la ciudad predominantemente hispana de El Paso está siendo investigada como un crimen de odio y un acto de terrorismo doméstico, afirmaron las autoridades.

El Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) indicó que el tirador de Dayton también exploró ideologías violentas. Una carta abierta a Trump el miércoles en El Paso describió que la ciudad fronteriza tiene “una profunda tradición de armonía racial”, cuyas personas se unieron después de la tragedia. Amonestó a Trump por llamar a El Paso una de las ciudades más peligrosas del país en su discurso del Estado de la Unión de febrero. “Él va a hacer la guerra entre nosotros. El racismo está comenzando a aparecer cada vez más. Los mexicanos están hartos. Va a crear el caos por aquí”, se repetía una y otra vez en las manifestaciones en El Paso.

Antes de salir de Washington, Trump manifestó que después de los tiroteos quería fortalecer las verificaciones de antecedentes para la compra de armas y asegurarse de que las personas con enfermedades mentales no llevaran armas. Predijo el apoyo del Congreso a esas dos medidas, pero no a los esfuerzos demócratas para prohibir los rifles de asalto. “Puedo decirles que no hay apetito político por eso en este momento”, dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca.

“Pero ciertamente mencionaré eso, hay un gran apetito, y quiero decir un apetito muy fuerte, para las verificaciones de antecedentes”. El alcalde de Dayton, Nan Whaley, y el senador estadounidense Sherrod Brown, de Ohio, ambos demócratas, acompañaron a Trump en Dayton y les dijeron a los periodistas que lo instaron a llamar al líder republicano del Senado, Mitch McConnell, para traer al Senado de su receso de verano para trabajar en un proyecto de ley aprobado por la Cámara de Representantes.

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Por Roberto de la Madrid

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