• Banderas de Rusia (izda.) y la Unión Europea.
Publicada: jueves, 2 de junio de 2016 6:48
Actualizada: miércoles, 10 de mayo de 2017 14:18

La Unión Europea (UE) se prepara para renovar sus sanciones contra Moscú en relación con la unión de Crimea a Rusia, pero posiblemente esta vez no cuente con el apoyo total de algunos países.

Probablemente "no habrá desertores" en esta ocasión, aunque "un ablandamiento de las sanciones estará sobre la mesa en un futuro próximo", escribe para Bloomberg View el periodista Leonid Bershidsky.

En julio, la UE estudiará si seguirá aplicando la política de sanciones contra Moscú más allá del 31 de julio de 2016 (fecha en la que expiran).

De acuerdo con Bershidsky, hasta la fecha, la determinación a la hora de ampliar las sanciones se ha basado, en primer lugar, en las posiciones inflexibles de EE.UU. y de la canciller alemán, Angela Merkel, pero "ahora estos dos obstáculos se han debilitado".

"Washington”, explica, “se ha quedado decepcionado por la intransigencia de Ucrania" y aunque las autoridades estadounidenses han instado, en reiteradas ocasiones, a Kiev a cumplir con su parte de los acuerdos de Minsk, "su intransigencia, junto con la permanente crisis política, las reformas económicas inadecuadas y la corrupción rampante en Ucrania, han hecho que el apoyo de Washington se debilitara".

En cuanto a la postura de Merkel, aduce que la canciller "ha perdido gran parte del capital político necesario para apoyar sus posiciones principales" en relación con las sanciones, por lo que ahora está más dispuesta a suavizar las sanciones a raíz de la presión ejercida por el sector empresarial alemán.

Algunos funcionarios de Moscú, por ejemplo, podrían ser autorizados a viajar a Europa, o bien la UE podría ampliar las restricciones solo por tres meses en lugar de seis, "dejando la puerta abierta a una resolución anterior del conflicto", señala el periodista.

A continuación se refiere a la intensificación de la actividad diplomática Rusia-UE y argumenta que las sanciones europeas no han afectado a “la actividad diplomática entre Rusia y Europa, sin duda, se ha intensificado".

Y para ello cita algunos ejemplos como la visita del presidente de Rusia, Vladimir Putin, a Grecia, "uno de los puntos débiles en el consenso europeo sobre las sanciones".

Aunque los líderes políticos y funcionarios de la UE han dicho muchas veces que las sanciones no se levantarán hasta que los acuerdos de Minsk se apliquen plenamente, Bershidsky puntualiza que "nunca dijeron que el menú de las sanciones no se pudiera cambiar", por lo que, "incluso sin la flexibilización formal de las sanciones, hay espacio para el movimiento".

Aun con todo, para Bershidsky es un hecho obvio que “se amplíen las sanciones, ya que ningún país quiere rebelarse en esta materia mientras otros asuntos más serios, como la crisis de los refugiados y el referéndum del Reino Unido en la UE, están en la agenda para el bloque".

Acusando a Rusia de estar involucrada en la crisis ucraniana, la UE y EE.UU. impusieron varias sanciones a políticos rusos de alto rango, así como a organizaciones y sectores del país euroasiático. Moscú rechaza las acusaciones y, en respuesta, ha aplicado embargos a las importaciones de los países sancionadores.

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